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Por Raumiez Pérez Blanco*
Nicolás Maquiavelo en El Príncipe nunca afirmó: “El fin justifica los medios”, pero es la frase que más se identifica con el célebre escritor del renacimiento. Para el caso de la gestión de Barack Obama, los resultados son los que cuentan. La recuperación económica de Estados Unidos dejó sembrada una bomba que podría estallar el sucesor, que será sin duda, Hillary Clinton.
Después de la crisis de 2008, hoy Estados Unidos es el país con más certidumbre económica, con pleno empleo, crecimiento económico, baja inflación, repunte de la productividad y recuperación sustancial de los recursos financieros comprometidos para el rescate de las instituciones financieras hace ocho años. En lo económico EU está más fuerte que hace una década.
El mensaje de Obama sobre la situación de los Estados Unidos de América este 12 de enero ante el Congreso, fue claro: el país se recuperó de la crisis y salió fortalecido. El presidente, con un gran estilo, arrancó repetidamente aplausos de los senadores y diputados, imágenes que recordaron viejos tiempos en México, cuando en el recinto legislativo abundaban los aplausos prolongados para el presidente.
Lo más importante de los dos periodos de gobierno de Obama fue la afortunada gestión de la crisis, la recuperación económica y las modificaciones al sistema de salud. Hoy en perspectiva está la posibilidad de hacer accesible la universidad a la mayoría de los estadounidenses. En el ámbito internacional, lo más plausible es la reanudación de relaciones diplomáticas con Cuba, la posibilidad de eliminar en bloqueo y la nueva actitud “tolerante” del país que en el pasado fuera el policía mundial. En esta perspectiva, Obama solicitó en el discurso, que el Congreso apruebe la intervención militar contra el Estado Islámico.
Obama se refirió a dos puntos clave de la agenda mundial, el cambio climático y la necesidad de una nueva arquitectura financiera internacional. Este último es el espacio hipotético donde está sembrada la bomba a la que hice referencia en el primer párrafo.
Este artefacto letal está compuesto con liquidez, dinero es su expresión más amplia, ese recurso que el gobierno de Estados Unidos derramó en el sistema financiero internacional primero por el apoyo a las empresas financieras que no podían quebrar en medio de la crisis de 2008, que sumó más de 800 mil millones de dólares. Con un mecanismo eficiente, en gobierno pudo “recuperar” la mayor parte de los recursos, para que la suma del rescate fuera de 60 mil millones de dólares, una cifra insignificante, que habla mucho de la eficiencia del Tesoro de EU y de los mecanismos de transparencia que existe en ese país.
El segundo componente de la bomba es resultado de la recomprar de bonos del tesoro que durante seis años suministraron cientos de billones de dólares a los mercados de activos financieros para empujar la recuperación económica de la Unión Americana. El ejemplo de EU de “insuflar” liquidez al sistema fue seguido por la Unión Europea, con lo que el componente de liquidez se hizo mucho más grande.
El hecho que el dólar respecto a una canasta de divisas esté sobrevaluado 25 por ciento es consecuencia y síntesis de las políticas acomodaticia y expansivas de la Reserva Federal. Este es, además, el principal componente del freno al que está sujeta la economía de la unión americana.
El problema estriba en que no hay poder mundial que limite las medias unilaterales de los países y los bloques líderes que arrojan un resultado benéfico para esas naciones y una secuela negativa para las demás naciones, es el caso de los países de América Latina, que en estos momentos están resintiendo los efectos de las alza de tasas de interés en EU, que de manera inmediata tiene un impacto en la salida de capitales, un aumento en la carga de la deuda externa y una valuación desfavorable de los activos financieros.
Pareciera que a EU y Europa no les importa el daño colateral, pero como lo hemos visto con los millones de refugiados de Oriente Medio y África, existe un efecto boomerang de los errores que los países poderosos comenten. Las guerras de Siria e Irak tienen amplias consecuencias para los países europeos.
Obama en lo que resta de su administración, un año más o menos, podrá hacer algún levantamiento de la bomba de liquidez y quizá pueda avanzar hacia los nuevos términos de la arquitectura financiera internacional, pero estas serán tareas de la señora Hilary Clinton, una vez que llegue a la presidencia de EU a fines de este año. Además, Obama, el Tesoro y la Reserva Federal deberán idear un mecanismo inmediato de devaluación del dólar, que tenga el menor impacto sobre la economía real y el menor efecto colateral sobre la economía mundial, para mantener el crecimiento economía de 2.6 por ciento estimado para el año 2016.
Aquí estimamos que el Partido Republicano no llegará a la presidencia, menos incluso que lo haga con el señor Donald Trump. Sin embargo, en política todo puede suceder.
No hay duda que Hillary Clinton será la candidata demócrata. Hoy, iniciando el 2016, la ex primera dama sigue manteniendo su amplia ventaja sobre Bernie Sanders y Martin O’Malley. Las múltiples encuestas que la enfrentan directamente con Donald Trump, Marco Rubio o Ted Cruz le son ampliamente favorables. Desde un 47.0 por ciento contra 40.0 por ciento en las preferencias electorales nacionales contra Trump, hasta un 54.0 por ciento contra el 28.0 por ciento de Rubio, la virtual candidata demócrata no tendrá problema alguno para ganar la candidatura interna y por lo que dicen los números actualmente, la elección nacional.
El fenómeno Trump ha venido a echar abajo todas las expectativas de previsiones que pueden marcar para el próximo 2016. Las reglas de la política y de las campañas presidenciales se han visto por siempre afectadas, tocadas y cambiadas por la mano de Trump. Ya sea que su candidatura quede como una experiencia más, como la del independiente Ross Perot, que si bien afectó la elección, nunca tuvo oportunidad alguna de ganar la misma, o que sea un serio competidor nacional cuando llegue la hora de enfrentarse a Hillary, lo único certero es que nada es seguro y todo puede pasar.
La combinación de un electorado harto y cansado de la política tradicional junto con un candidato que dice lo primero que le viene en mente ha resultado en la candidatura más indeseable de todas, incluso para el mismo Partido Republicano que tiene en juego el control legislativo en las próximas elecciones bajo una plataforma tremendamente riesgosa como lo puede ser la candidatura republicana -o independiente- de Trump.
Si bien las estadísticas y la historia le favorecen, partido contra partido, el republicano tiene las de ganar así como la tendencia en triunfos consecutivos por parte del mismo en la Casa Blanca. Los números contra la candidata principal del partido opositor, son desalentadores para el futuro republicano. Bajo el riego de fallar en el pronóstico como ha sido la duración de vida de la campaña de Donald Trump, sería contra toda lógica, hasta demográfica, pensar que el 2016 tenga preparado como sorpresa a Trump como presidente de la nación más poderosa del mundo. Será a la hora de iniciar las votaciones primarias cuando los números se transformen en realidad por más estridente y llamativo que pueda ser el populismo desmesurado de Trump.
A pesar que el presidente Obama tiene hoy los índices más bajos de aprobación, esperamos que el electorado de Estados Unidos entrado el 2016 y con la recuperación derramando bienestar en los hogares, el voto se incline a favor de Hilary Clinton y, en consecuencia, el efecto positivo Obama sea el que predomine.
*Director del Centro de Negocios Bull Bear