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Por Gerardo Flores Ramírez *
El año 2015 será recordado como un parteaguas o un año emblemático en la historia del mercado de distribución de contenidos audiovisuales o de audio y video asociado -como solemos denominarlo en México-, y lo será tanto por la transformación que se ha observado en este mercado a lo largo de este año, como por las decisiones de tipo regulatorio que se anticipa ocurran en países como Estados Unidos, antes de que concluya el año.
Por ejemplo, en el mercado de los Estados Unidos, la opción de consumir contenidos audiovisuales a través de proveedores OTT, que suministran su servicio a través de Internet, sin la necesaria y costosa suscripción a un servicio de televisión de paga, creció en importancia de manera significativa en el primer semestre de 2015. La presión competitiva que proveedores como Netflix, HBO Now o Hulu, por citar algunos, representan ya para los proveedores tradicionales de tv de paga, ha provocado varios fenómenos que merece la pena estudiar con atención.
Por un lado están el fenómeno conocido como “cord-cutting” o “corte del cordón”, que no es otra cosa que cuando un suscriptor de tv de paga llega a la conclusión de que le conviene mucho más cancelar su onerosa suscripción mensual a ese servicio, que le provee un número elevado de canales, pero de los que en realidad solo sintoniza muy pocos. Una medición reciente del comportamiento de los suscriptores de tv de paga en Estados Unidos hecha por la empresa Nielsen reporta que en promedio un hogar en ese país recibe 189 canales de tv de paga al mes, de los cuales se sintonizan en promedio solo 17, es decir, menos del 10 por ciento de los canales empaquetados por los que se paga esa suscripción mensual.
Por ello, ante la posibilidad de pagar por una cantidad de contenidos audiovisuales cercana al promedio que realmente consume un hogar norteamericano, a un precio entre ocho y diez veces menor que la suscripción a un proveedor de tv de paga, muchos hogares en los EUA han empezado a cancelar su suscripción a ese servicio tradicional de tv de paga, es decir están cortando el cordón. Al mismo tiempo están los hogares nuevos que han optado por irse directamente a contratar un servicio de video OTT sin siquiera considerar la posibilidad de suscribirse a un proveedor tradicional de tv de paga, es decir, están optando por no tener nunca ese “cordón”, por ello se les denomina “cord nevers”.
Pues bien, con base en los reportes para el primer trimestre de 2015 y los preliminares del segundo trimestre de los operadores de tv de paga en EUA, así como reportes de la oficina de censos de los Estados Unidos respecto al número de hogares nuevos, algunos analistas estiman que el ritmo de “corte del cordón” pasó en tan solo seis meses, de aproximadamente 500 mil hogares por año, ritmo que se estimaba a finales de 2014, a más de 1.6 millones por año, ritmo que se estima a partir de lo observado en el primer semestre.
En México, donde Netflix ya reporta más de tres millones de suscriptores y Claro Video registraría ya más de un millón de suscriptores, según reporta la empresa de consultoría Dataxis, el fenómeno del “corte del cable” por supuesto que ya también ocurre, aunque hay que reconocer que aún no alcanza el grado que ya se registra en Estados Unidos. Sin embargo, es muy significativo para el análisis del mercado reconocer que esta presión competitiva también ya se observa en México.
Entonces, en virtud del fenómeno del “corte del cordón”, los operadores tradicionales de tv de paga han optado por transformar su oferta para estar en condiciones de responder a la presión de los OTT. Eso es lo que hicieron por ejemplo Dish y Comcast que ahora ofrecen un paquete de mucho menos canales, que es suministrado por Internet, que tiene un precio sustancialmente menor que una suscripción al servicio tradicional. El más reciente fue el caso de Comcast, que ante la perdida importante de suscriptores, optó por lanzar un servicio OTT que en principio anunció se llamará “Stream” y que permitirá a quienes lo contraten, por 15 dólares al mes, acceder a cerca de 12 canales de televisión, cifra que se acerca mucho al promedio que un usuario realmemente consume.
Obviamente, los operadores tradicionales responden en el mercado a la presión competitiva de los OTT, pero al mismo tiempo cabildean de manera intensa ante la Federal Communications Commission, la FCC, para que jale a los proveedores OTT al mismo ecosistema regulatorio al que están sometidos los segundos. En este contexto, a finales de junio, el presidente de ese órgano regulador, Tom Wheeler, anunció que hacia el otoño de este año la FCC dará a conocer una propuesta de regulación para “invitar” a los OTT a que se sumen al modelo de negocio de la tv por cable o la tv satelital, con los mismos derechos y obligaciones. Habrá que estar atentos a qué se refiere con ello.
En México, es necesario que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) analice con seriedad el impacto de los servicios OTT sobre el mercado de audio y video asociado. Sería muy difícil poder entender por qué para el IFT los proveedores OTT no representan una opción real para los consumidores de contenidos audiovisuales (audio y video asociado) y para la FCC, de los Estados Unidos sí lo son. Afirmar que no son una opción real, significaría que no los considera sustitutos cercanos, mientras que aceptar que sí son una opción real para los consumidores, significa reconocer que son un sustituto cercano de los servicios de tv de paga tradicional, y por tanto, ambos servicios deben analizarse como parte de un mismo mercado, y no como si fueran islas que no tienen que ver una con otra.
*El autor es Senador de la República.
Twitter: @GerardoFloresR