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En Catamundi, un chef ecléctico con una gran pasión por la cocina se conjuga con un espacio bien cuidado en el que prevalece una buena selección de vinos y un equipo entusiasta que sabe cómo atender al visitante.
Catamundi es un recinto creado para agasajar al buen gusto, al paladar, a la vista y al olfato. Por una parte, se encuentra un gran espacio en donde se ofrece una amplia gama de productos como más de 300 etiquetas de vino, charcutería, cervezas artesanales, quesos, mezcal, champaña, puros, dulcería y panadería. Y por otra, se descubre un coqueto restaurante en el que el chef Pablo Carrera le da rienda suelta a su imaginación para entregar al comensal platos bien hechos, creativos, balanceados y de muy buen sabor. Es una cocina bien cuidada en donde el entusiasmo, la calidad del producto y el cariño se notan inmediatamente, y en la que todo, desde el pan y la pasta, se hace en casa.
El menú, al igual que este joven chef, es ecléctico y se ciñe a la temporalidad de los productos. Uno puede encontrar desde ceviches hasta una variedad de risottos que cambia diariamente. Las ensaladas, por ejemplo, siempre son una garantía: se combinan los mejores ingredientes y se aliñan tal y como debe ser, llegadas a la mesa no hay que hacerles nada más que comérselas.
El short rib es un plato que no tiene reparo. Atraviesa por un proceso de cocción de 14 horas y regala un sabor sensacional. Se deshace en la boca y se sirve con un magnífico puré de papa. El pulpo tibio es otro plato muy recomendable, está muy bien cocinado y se sirve con papas rostizadas espolvoreadas con chile seco. Al chef Pablo le gusta mucho rostizar las verduras porque el proceso saca a relucir los sabores dulces de estos alimentos.
Si la idea es algo más sencillo, la carta de Catamundi ofrece un maravilloso sándwich de queso, que es delicioso y está hecho con edamame, manchego y gruyere. También es recomendable entregarse a la tabla de quesos, que ofrece una buena selección nacional e internacional, y acompañarla de algunos vinos.
La parte de postres es de lo mejor; en especial, recomiendo el Frasco de fresas, una preparación celestial hecha de sorvete de fresas, trozos de galleta de té verde, avellana garapiñada, cremoso de marcaspone con vainilla y fresas al balsámico.
Catamundi, además, ofrece un brunch dominical, en el que se pueden probar platos como torta de chilaquil con pulled pork, pan francés, pochados con quinoa, concha rellena de nutella, quesadillas de chicharrón con queso y pan dulce, todo acompañado de una mimosa.
Catamundi está en Alejandro Dumas 97, Polanco.
Por Marisol Rueda
*Marisol Rueda es periodista de gastronomía.
Twitter: @marysolrueda