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Capacitación permanente, enfocada a consolidar la multihabilidad y multifuncionalidad de los trabajadores, y fortalecimiento del diálogo obrero-patronal, han sido los elementos clave para aumentar la productividad de la industria azucarera y, por ende, alcanzar una mayor productividad y mejores salarios para su personal.
Desde hace ocho años, esta industria aplica un Plan Rector, cuyo esquema ha sido, incluso, reconocido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que lo considera un ejemplo para la modernización del sector.
Presente en 16 estados del país, la industria azucarera genera actualmente más del tres por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país y cerca de tres millones de empleos, directos e indirectos.
En entrevista con Fortuna, Adrián Sánchez Vargas, líder del Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera, recuerda que desde abril de 2008, fecha en que asumió -como encargado de despacho- la secretaría nacional del gremio, se dio a la tarea de establecer nuevas relaciones laborales con la parte patronal, en el marco de un respeto mutuo.
“Teníamos que evitar los choques con los empresarios, como ocurría en el pasado, que sólo dejaban paros, bloqueo de bodegas de azúcar, huelgas, es decir estábamos en una conducta agresiva empresa y sindicato”, señala.
Es así, recuerda, que surge el Plan Rector, como una iniciativa que impulsa todas aquellas medidas que redunden en beneficio de la productividad y la eficiencia de las empresas azucareras.
Resultado de este plan, desde 2009, se estableció la llamada Caravana por la Salud, la cual año con año recorre los diversos ingenios que hay en el país, para ofrecer servicios de salud a los trabajadores y sus familias, a fin de ayudar a reducir incapacidades, accidentes de trabajo y evitar adicciones.
El dirigente gremial explicó que como parte del Plan Rector, se acordó modificar el Contrato Colectivo a efecto de apoyar la multihabilidad y multifuncionalidad de los trabajadores, “premias capacitación profesional, luchas por combatir adicciones y procurar la salud de los trabajadores y sus familias con la Caravana de Salud”.
Este hospital rodante –autobuses adaptados para ofrecer servicios médicos especializados, desde nivel pediátrico hasta enfermedades más comunes en jóvenes, mujeres, adultos y ancianos- se consolida con el apoyo de los industriales y de la Cámara Nacional de la Industria Azucarera, que dirige Juan Cortina Gallardo.
“Se lucha por la integración familiar, porque si no combates las adicciones, vas a tener problemas de violencia familiar, y eso te pega muchísimo en la productividad. Se busca también, con base en buenas prácticas, disminuir los accidentes, porque eso te provoca un alto número de incapacidades y también pega en la productividad”, apuntó.
Destaca los resultados obtenidos a raíz de este plan y precisa que cuando éste inició, se tenía un ausentismo de casi 35 por ciento por día, cifra que actualmente se sitúa en 10 por ciento; una baja similar se reporta en accidentes de trabajo y días de incapacidad.
Sánchez Vargas, quien fue elegido secretario general para el periodo 2011-2017, señala que este mejoramiento ha sido considerable para que la producción de azúcar mantenga una tendencia alcista, a pesar de problemas climatológicos y la baja del precio del endulzante.
Por ejemplo, en 2008-2009 la producción de azúcar fue de cuatro millones 962 mil 495 toneladas, con un total de caña molida de 40 millones 944 mil 741 toneladas. Un año después, el endulzante llegó a cuatro millones 825 mil 539 toneladas, con una molienda de 41 millones 806 mil 740 toneladas.
La producción de 2010-2011 se situó en cinco millones 183 mil 500 toneladas, como consecuencia de moler 42 millones 528 mil 070 toneladas de caña de azúcar. En la zafra siguiente se obtuvieron cinco millones 048 mil 469, con una molienda de 44 millones 473 mil 265 toneladas de caña.
La producción 2012-2013 registró un récord con seis millones 974 mil 799 toneladas, moliendo 59 millones 011 mil 397 toneladas de caña; y en la pasada zafra se obtuvieron seis millones 021 mil 292 toneladas de azúcar, con una molienda de 52 millones 246 mil 817 toneladas.
Edgar Amigón Domínguez