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Los francos inicios del cine en México, la primera proyección pública de una cinta en una famosa droguería del centro capitalino, el rechazo del Vitascope norteamericano de Edison, la mala imagen fílmica que los estadounidenses hicieron del mexicano en los tiempos de la Revolución, algo del periodo del cine silente en nuestro país, la llegada de los rollos sonoros y los primeros “años dorados” de la cinematografía mexicana.
Además, en esta tercera entrega homoespaciera de las Divas, comentaremos sobre una capitalina que fuera la primera mujer en dirigir una película en México, una cineasta veracruzana precursora del film sonoro y otras divas pioneras… del cine mexicano.
El concretar un sueño, requiere más esfuerzo que la mera obsesión de un ideal, un tanto de fe, algo de locura para no aburrirse… y mucha, pero bastante pasión. En momentos cuando la pluma pesa, el agotamiento te recuerda el por qué es necesario luchar por un siguiente párrafo, batallas internas, análisis envueltos en textos, peleas con el “yo” y en ocasiones, asoma una lágrima anónima, de esas que se disfrutan acompañadas por el sonido de un teclado. Las letras… pero no esas que se hacen sin sentirse, hablo de aquellas que se vuelven obras de arte, y un claro ejemplo, son esos adictos al café cubiertos de humo llamados guionistas, personajes que ven las tomas sin que aún se hallan filmado, los creativos de la cinematografía, redactores que hacen de la utopía una escena que seguramente verán millones de personas, escritores hipersensibles dotados de historias que se reflejarán en la pantalla grande, ellos, los que forman los diálogos, paisajes, vestuarios, olores, sabores y los elementos más subjetivos que te puedas imaginar, sin temor a equivocarme… el origen del lente fílmico.
Motivados por estas líneas estimados homoespacieros, es como iniciamos este tercer artículo de las Divas, en el cual hacemos un sencillo homenaje a los inicios de nuestro cine, así como destacar la gran labor de mujeres que dedicaron gran parte de su vida al séptimo arte, como lo fue Mimí Derba, considerada la primera cineasta mexicana o la veracruzana Adela Sequeyro, que realizara uno de los primeros rollos sonoros en nuestro país, entre otras féminas de los inicios del cine mexicano.
Recuerdos fílmicos… de México
Francia elige a México como el primer país de América Continental para presentar su Cinématographe, luego de casi un año de su primera exhibición en un café parisino, los enviados de los hermanos Lumière, Claude Ferdinand Von Bernard y Gabriel Veyre, tuvieron una audiencia con el entonces presidente Porfirio Díaz en 1896, para presentarle este invento revolucionario. El mandatario, quien se presume fue el primer personaje en aparecer en un filme, siempre tuvo una fascinación de todo lo realizado por los galos, así que fue una afable bienvenida la que el séptimo arte tuvo en nuestro país en sus inicios.
Otra memoria, fue cuando se proyectó el 14 de agosto de 1896 en el sótano de aquella droguería “Plateros”, ubicada en el Centro Histórico capitalino, en la calle que ahora se conoce como Madero, cercano a donde se montará la inicial sala de cine o mejor llamado “Salón Rojo”, las cintas realizadas por los Lumière, como aquella de la llegada del tren. En fin, hablamos de la época del “porfiriato” con su delirio afrancesado, en el cual, después de tanto alboroto por ese aparato que reproducía imágenes en movimiento, logró captar más de 35 cortometrajes de la vida en la Ciudad de México, Guadalajara y Veracruz. Por cierto, en ese mismo periodo, el ambicioso inventor norteamericano Thomas Alva Edison intentó incursionar en el mercado mexicano su Vitascope, pero sin éxito, ya que el Cinématographe galo le había ganado terreno.
Después de la visita de los franceses, en 1898 el ingeniero Salvador Toscano -nuestro primer cineasta- exhibe algunos rollos de su autoría; Enrique Rosas realiza en 1906, el primer largometraje mexicano, un documental llamado Fiestas presidenciales en Mérida. En 1907, El grito de Dolores de Felipe Jesús Hard, se considera como la primera cinta de ficción.
En el periodo revolucionario, la novata industria fílmica de nuestro país se detiene. Los Estados Unidos aprovechan para mostrar en sus rollos al “mexicano bandido”, imagen rechazada tanto por el pueblo como por autoridades y en 1917 se crea el primer largometraje formal en nuestro país: La luz, tríptico de la vida moderna, melodrama romántico de Ezequiel Carrasco, producido por México Lux Film, S. A.
Algunas joyas de este tiempo del cine silente fueron Tabaré (1917) de Luis Lezama, que en 1950 inspirara al film Tizoc: Amor Indio con Pedro Infante y María Félix; la polémica Santa (1918), película tomada de la novela homónima escrita en 1903 por Federico Gamboa.
Respecto al film inaugural sonoro en México, El águila y el nopal (1929) de Miguel Contreras Torres fue el primero, aunque sin mucha aceptación, pero el primer éxito fue la nueva versión de Santa (1931) interpretada por Lupita Tovar con Música de Agustín Lara y dirigida por Antonio Moreno.
En 1930, el director de cine y teatro soviético de origen judío Serguéi Eisenstein filma ¡Viva México!, cinta que no logra concluirse por falta de recursos, pero que sirvió de aliciente para que apareciera un nuevo cineasta mexicano… el famoso Emilio “Indio” Fernández.
Dejaremos para otro artículo la época del Cine de Oro Mexicano, el cual surge con la película Allá en el Rancho Grande (1936), considerada como una de las mejores películas de nuestro país.
Mimí Derba… la primera cineasta mexicana
Oriunda de la Ciudad de México, esta diva nace el 9 de octubre de 1893, enamorada desde una edad muy temprana por el teatro de revista y las carpas teatrales de aquellos tiempos, María Herminia de Pérez Avendaño debuta en el antiguo Teatro Lírico bajo el mote de “Mimí” en 1912, eso luego de presentar su acto con un vestuario al estilo de los cabarets franceses y aunque competía con las “divinas” italianas en sus presentaciones, esto le sirvió para exigirse más, lo que la llevó a visitar algunos escenarios en La Habana, Cuba.
En 1917, decide incursionar en el joven mundo del cine y funda junto con el entonces camarógrafo Enrique Rosas la productora Azteca Films, que estaba ubicada en una de las esquinas de Balderas y Avenida Juárez. Firma con la que realiza cinco películas como actriz y dirige una, La tigresa (1917), brindándole el título de la primera mujer cineasta de México.
Aunque en 1919 se disuelve Azteca Films, Mimí continúa con su carrera como actriz al realizar más de 75 filmes, entre los que destacan: Santa (1931) con el papel de Doña Elvira; Flor Silvestre (1943) dirigida por Emilio Fernández; Cuando los valientes lloran (1945), Ustedes los ricos (1948) y Dos tipos de cuidado (1952), cintas en las que compartió créditos con Pedro Infante; ¡Ay amor… como me has puesto! (1950) donde actuó junto a Germán Valdés “Tin Tan” y su última participación fue en la película Casa de Muñecas en 1953, ya que el 14 de julio de ese mismo año, Mimí Derba fallece en la Ciudad de México a la edad de 60 años
Adela Sequeyro… el cine sonoro de una veracruzana
Adela Sequeyro Haro, nace en el puerto de Veracruz el 11 de marzo de 1901, pero en 1910 sus padres deciden trasladarse a la capital mexicana. Desde muy temprana edad comenzó a trabajar como periodista, iniciaba como actriz escénica y a principios de los años veinte empezó a actuar en algunas películas mudas y debutó en El hijo de la loca (1923) de José Ortiz, lo que dio paso a otras cintas como: No matarás (1924), Un drama en la aristocracia (1924) y El sendero gris (1927).
Luego de la llegada del cine sonoro, Adela fue la primera mujer que escribe, actúa, dirige, produce y edita un rollo sonoro, La mujer de nadie (1937) bajo el sello de la productora Éxito, de la que también era fundadora. También dirigió otros dos filmes con esta firma Más allá de la muerte (1935) y Diablillos de arrabal (1938).
Perlita -como la apodaban- actuó en 16 cintas siendo La posesión (1950) su último trabajo. Al retirarse de la vida artística, retoma su trabajo como periodista y se especializa en la tauromaquia.
Sequeyro fallece en la Ciudad de México el 24 de diciembre de 1992, tenía 91 años.
En el tintero… de las pioneras fílmicas
Existen varias mujeres que aportaron mucho a los inicios del cine en nuestro país, Adelina Barrasa que fuera la única fémina propietaria de una sala de cine desde inicios del siglo XX y hasta 1923; Cándida Beltrán, última directora mujer del cine silente; Juliete Barrett, que produjo la primer película americana filmada completamente en México; Carmen Toscano, una de las documentalistas mexicanas más importantes del siglo XX o Elena Sánchez Valenzuela, actriz, directora y conservacionista fílmica, así como cofundadora de la Filmoteca Nacional, entre otras muchas tantas… Divas.
Por Glen Rodrigo Magaña
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