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Marisol Rueda
Delhi es una encantadora ciudad que seduce al visitante en el primer instante. Lo hace porque es vibrante, porque su milenaria historia es riquísima; su cultura, fascinante; su gente, hospitalaria; su gastronomía, suculenta; sus aromas, penetrantes. Es una capital llena de interesantes contrastes que asombra a cualquiera.
Si bien es cierto que por momentos abruma su ajetreado bullicio, también hay que decir que ello es una parte esencial de su encanto. Delhi representa un gran mosaico constituido por las diversas razas y culturas que fueron cimentándola a lo largo de la historia.
Para conocerla y disfrutarla en todo su esplendor se requiere de tiempo y paciencia, mucha paciencia.
Aquí, una breve guía de algunos lugares que no te puedes perder en la ciudad, que se divide en la parte antigua y la nueva.
La Antigua Delhi entraña el corazón de la gran capital india. Fue fundada en 1639 por el emperador mongol Shah Jahan y resguarda algunas de las más grandes joyas arquitectónicas de la ciudad. Una de ellas es el Fuerte Rojo, mandado a construir por el mismo emperador, también conocido como “El constructor de maravillas” y responsable de la edificación del Taj Mahal. En esta portentosa edificación, que fungió como residencia de los emperadores mongoles, se concentra una importante parte de la historia del país asiático y de sus artes; representa, además, un gran ejemplo del esplendor de la arquitectura que caracterizó a esta dinastía.
Es preferible invertir un día para recorrer su totalidad -son alrededor de 103 hectáreas que contienen 2.4 kilómetros de muros hechos de arenisca roca- para perderse en el interior de sus elegantes galerías, apartamentos, mezquitas y pabellones, y disfrutar de sus hermosos jardines y su casa de té, que hoy funciona como un restaurante.
Justo a pocos pasos del Fuerte Rojo yace Jama Masjid, la mezquita más grande de India y un vibrante lugar que por sí solo irradia una impetuosa energía. También edificada bajo el poderío del emperador Shah Jahan, su gran patio puede albergar hasta 25 mil personas y está constituida por tres grandes puertas, cuatro torres y dos minaretes construidos con piezas de arenisca roja y mármol blanco. Es importante recordar que las mujeres deben entrar con los hombros, la cabeza y los brazos cubiertos.
La primera impresión al pisar la Antigua Delhi es que todo es caótico, especialmente porque el tráfico parece no tener sentido, pero esta sensación puede diluirse más pronto de lo esperado
Nueva Delhi. En la zona nueva de la capital se encuentra la Puerta de India, un símbolo de la independencia del país que representa un estilo colonial. Fue construida en honor de los soldados indios que murieron en la Primera Guerra Mundial y en las guerras afganas de 1919, de hecho, sus nombres están inscritos en las paredes de la estructura. Bajo este hermoso monumento de 42 metros de altura yace una llama eterna que marca la Tumba del Soldado Desconocido y está dedicada a los soldados desconocidos que murieron en los enfrentamientos entre India y Pakistán de 1971. Este monumento está rodeado de grandes áreas de pasto y es el lugar preferido de los capitalinos para dar un paseo durante el fin de semana.
Vale la pena conocer Hauz khas Village, la zona más bohemia de la ciudad. Casa de artistas y diseñadores, en ella se pueden encontrar cafeterías, bares, galerías de arte, tiendas de ropa y accesorios y restaurantes. Esta área está justo al lado del complejo histórico que le da su nombre y que data del siglo XIII, cuando se creó ahí un enorme depósito de agua para abastecer a los habitantes; los gobiernos siguientes edificaron una mezquita, una escuela islamista y un mausoleo.
Más que un hermoso parque, Lodi Garden representa un punto en la historia de la ciudad, cuando los mongoles llegaron a esa parte del territorio indio. En sus 360 mil metros cuadrados, guarda las tumbas del antiguo emperador Mohammed Shah y del sultán Sikander Lodi y los monumentos de Sheesh Gumbad y Bara Gumbad (una gran cúpula), que datan del siglo XV. Lo recomendable es invertir un buen tiempo para recorrer sus jardines y sentarse por un rato a tomar alguna bebida local en su restaurante. Durante los días feriados y los fines de semana se llena de familias que van a pasar ahí el día.
El recorrido por la ciudad no puede estar completo sin haber visitado Qutab Minar, el alminar de ladrillos más alto del mundo, con 72.5 metros. Esta hermosa pieza es un recuerdo de una ciudad anterior, fue el lugar de llegada de los musulmanes a India y es el monumento islámico más antiguo de Delhi. Situado dentro del complejo llamado Qutb, fue construido hacia finales del siglo XII y hace gala de la arquitectura árabe. Además, cuenta con adornos florales hechos por los hindúes y la arsénica roja con la que está hecho está cubierta con elaboradas tallas y versículos del Corán.