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El inicio de un nuevo gobierno en México en diciembre de 2012 puso sobre la mesa, una vez más, la discusión sobre la necesidad de impulsar el crecimiento económico y cómo elevar la calidad de vida de la población. A este fin, el Pacto por México recientemente acordado por las distintas fuerzas políticas del país reconoce la necesidad de lograr una tasa anual de crecimiento de al menos 5 por ciento a través de una serie de reformas. Sin duda, México está en un excelente momento para despegar, pero si queremos que este crecimiento resulte en mayor bienestar, se requieren políticas orientadas a impulsar a uno de los sectores más rezagados de la economía: las mujeres.
Desafortunadamente, entre las reformas propuestas para promover el crecimiento económico, el empleo y la competitividad no se consideró las contribuciones que las mujeres y sus empresas pueden hacer para alcanzar este propósito.
Diversos estudios demuestran que las mujeres son factor fundamental para impulsar el crecimiento económico y reducir la pobreza. Cuando los ingresos se concentran en las manos de las mujeres, el bienestar de las familias tiende a mejorar, se generan ciudadanos más sanos y educados y se aseguran las bases para un crecimiento económico sólido y sostenido.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su estudio Cerrando las brechas de género: Es hora de actuar señala que la tasa de participación laboral femenina en México es la más baja entre los países de la organización, sólo después de Turquía al ubicarse en 4 de cada 10 mujeres en edad de trabajar. Asimismo, las mujeres están subrepresentadas en cargos directivos, reciben un menor salario que los hombres por igual trabajo, además de que 2 por ciento de mujeres son empresarias, comparado con 6 por ciento de hombres.
Si queremos acelerar el bienestar económico del país y reducir la pobreza, tenemos que encontrar maneras de apoyar y hacer crecer la participación de las mujeres en el mercado y de sus negocios. Una herramienta para impulsar el crecimiento de las empresas de mujeres está en incrementar su participación en las cadenas de valor a través de programas para el desarrollo de proveedores de empresas de mujeres. ¿A qué nos referimos? Cada vez más, el mundo empresarial reconoce que su éxito no está en función sólo de sus ventas, sino que es igualmente vital el tipo de cadena de suministro en el que apoyan sus operaciones, lo que incluye introducir la equidad de género para incluir compras de empresas de mujeres. La diversificación de proveedores ha cobrado relevancia en el mundo de los negocios como una manera de reducir riesgos en la cadena de suministro, lo que no es más una simple cuestión de logística o de entrega de producto.1 Dicha cadena es la espina dorsal de una empresa y debe estar bien aceitada, por lo que diversificar proveedores no sólo incrementa la seguridad en el suministro, sino que puede dar lugar a innovaciones en procesos y productos que de otro modo tal vez no se darían.
Las empresas de mujeres que participan en las cadenas de proveeduría pueden desempeñar un papel importante en el impulso de las ventajas competitivas de sus compradores al ofrecerles productos, servicios y procesos de producción innovadores y competitivos. Asimismo, dado que son empresas más pequeñas, a menudo tiene procesos de adaptación más rápido, son más flexibles, pueden ofrecer mejores precios y ser proveedores más leales. Al abrir el abanico de proveedores para que las empresas de mujeres también participen se está apoyando a un sector de la economía que puede apoyar el crecimiento nacional.
Igualmente importante es el hecho que las mujeres toman la mayoría de las decisiones de compra dentro de las familias. Por ello muchas empresas han decidido incorporar a las empresas de mujeres en sus cadenas de suministro, al ser éstas una excelente fuente de información para anticipar preferencias y tendencias de los consumidores. Actualmente empresas como Walmart y Coca Cola ya se encuentran en el proceso de desarrollar programas para identificar e incluir empresas propiedad de mujeres en sus procesos productivos y sus cadenas de proveeduría como una decisión para impulsar el desarrollo de sus negocios.2
El desarrollo de un programa de proveedores para empresas de mujeres puede ayudar a incrementar su participación en las cadenas de suministro de grandes compañías y en las compras del gobierno. Ello, además de ser una decisión de negocios inteligente, puede ser un instrumento valioso para alcanzar el objetivo de alcanzar las mayores tasas de crecimiento económico que el país requiere.
1. Ernest and Young, Driving improved supply chain results: adapting to a changing global marketplace (s.l.: E&Y, 2011).
2. Elizabeth Vázquez, “The potential of Women Suppliers”, 20 de noviembre de 2012, en blog oficial de Oxfam (último acceso: 5 de enero de 2012).
*Directora del Programa WEConnect International en México