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Tras un rally multianual, los precios del oro se han mantenido dentro de su rango durante varios trimestres, esto se vio reflejado en la modesta apreciación de 6.2% interanual que se registró en 2012, alcanzando los $1,669/onza, señala BofA Merrill Lynch Global Research.
Consideramos que las presiones a la baja para los precios del oro seguirán presentes en el corto plazo, y por ello hemos recortado 6.9% y 9.8% a nuestras proyecciones del precio promedio del oro en 2013 y 2014, colocándolas a $1,680/onza y $1,838/onza, respectivamente, asimismo, prevemos que el oro no alcanzará nuestro objetivo de $2,000/onza sino hasta 2014, indica el estratega de Metales, Michael Widmer.
Algunos inversionistas han sido compradores renuentes
Nuestros modelos de oferta y demanda sugieren que los inversionistas tendrían que haber comprado montos históricamente altos de oro para mantener el rally en los últimos trimestres. Una gran cantidad de cifras de inversión y la reciente corrección de los precios indican que esto no sucedió, agregó.
La falta de apetito de este metal ha aumentado las preocupaciones de que quizá la lógica de invertir en oro ha sido reevaluada por todos los participantes del mercado, sin embargo, Widmer considera que no todos los inversionistas son iguales.
Por ejemplo, las cifras del GLD –fondo cotizado con respaldo de metal físico– sugieren que el oro que poseen los asesores de inversión tuvo un desempeño razonable. Los asesores de inversión frecuentemente representan a clientes minoristas, con un horizonte de inversión de mayor plazo, y éstos tienden a ser una base importante para el mercado del oro, añade Widmer.
Mientras tanto, las operaciones de canje de los fondos de cobertura –con horizontes de inversión usualmente menores– han sido sustanciales.
No hay impulsos inmediatos que pudieran elevar los precios
La reducción de las posiciones de portafolio por parte de los participantes del mercado con horizontes de inversión menores son producto de varios factores. Principalmente, las tasas nominales de Estados Unidos, que representan costos de oportunidad al tener un activo que no produce rendimientos (el oro), se han elevado a pesar de la continuación de la QE de la Fed. Esto enfatiza el hecho de que el ciclo económico está colocando al oro en una posición incómoda, dice Widmer.
Uno de nuestros modelos del ciclo estima que el crecimiento del PIB global está en fase de recuperación, lo cual regularmente no es un ambiente alcista para los activos no cíclicos, como el oro, al mismo tiempo, las importantes brechas del producto que registran varias naciones han evitado un repunte sustancial de la inflación y de las expectativas de inflación en esta fase de recuperación, insiste el analista.
Los vientos en contra persisten, pero el mercado del oro tiende a ser miope
Widmer reconoce que los vientos en contra del oro podrían mantenerse en el corto plazo, sin embargo, considera que los mercados son un tanto miopes, y percibimos varios factores que podrían impulsar los precios en el futuro, el más importante es el hecho de que los rendimientos reales podrían observar una tendencia más baja en 2014.
Además, la diversificación de las reservas internacionales de los bancos centrales en el mundo emergente, producto de intervenciones cambiarias para compensar la debilitación del Yen, podría traer consigo un aumento de las compras de oro más tarde este año. Más adelante, estima que los inversionistas podrían perder parte de su influencia sobre el mercado del oro, a la vez que las economías emergentes se vuelven más afluentes y aumentan sus compras de joyas.
Para sostener los precios a $2,000/onza en 2016, estimamos que los inversionistas tendrían que comprar cantidades de oro similares a las registradas en 2008, cuando los precios promediaban $872/onza, concluye Widmer.