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Aristóteles Núñez, jefe del Servicio de Administración Tributaria (SAT) aseguró que en definitiva no se va a ejercer una “cacería” de contribuyentes deudores una vez que haya terminado el programa de condonación fiscal el 31 de mayo y sólo ejercerá sus facultades normales de cobro.
Dijo que la intención del SAT no es castigar a los contribuyentes que no han podido hacer frente a sus pagos. En una sesión informativa para contadores y asesores fiscales, organizada por PwC y el Colegio de Contadores Públicos de México (CCPM), aseguró que Sin embargo, acotó que, una vez terminado el Programa de Regularización de Adeudos Fiscales, la autoridad seguirá ejerciendo sus facultades de cobro para hacer válidos los créditos pendientes de los contribuyentes.
La amnistía fiscal, que arrancó el pasado lunes y concluirá a finales de mayo, es un periodo que los legisladores marcaron en la Ley de Ingresos para permitirle a los contribuyentes morosos ponerse al corriente, pero no evita que la autoridad siga actuando con regularidad.
De esta forma, el que un pagador de impuestos se sujete al programa de regularización no será una variable para una futura auditoría.
Cuestionado sobre los beneficios que obtienen los contribuyentes cumplidos y que no requieren de la amnistía fiscal, Núñez aseguró que su incentivo es, simplemente, no tener a la autoridad sobre ellos.
La fecha límite del 31 de mayo para el Programa de Regularización de Adeudos Fiscales no viola las disposiciones de la ley y está justificado en la sencillez y rapidez para solicitar el beneficio, comentó Aristóteles Núñez.
A diferencia de la amnistía de 2007, los requisitos para este año son menores y requieren de menos tiempo para llevarse a cabo, afirmó el jefe del SAT.
Por ejemplo, en esta ocasión, los contribuyentes que están peleando en los tribunales un crédito fiscal sólo requieren del acuse del desistimiento del juicio y no del documento oficial que señale el fin del pleito, que puede tomar hasta tres meses conseguir.