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Debido a que las fusiones y adquisiciones de empresas son una práctica recurrente que suelen tener consecuencias de alto impacto sobre el valor de las acciones en el largo plazo, es preciso conocer los aspectos importantes que permitan distinguir las operaciones con mejores posibilidades de ser positivas para los inversionistas, explica Andrés Cardenal, especialista de Sala de Inversión.
Si bien no existen reglas objetivas para evaluar su conveniencia, es importante que el monto de la transacción no sea demasiado grande en relación a los recursos de la firma que la está comprando ya que esto reduciría los riesgos en caso de que algo funcione mal.
A su vez, agrega el experto, los balances de la empresa adquirida deben ser lo más transparentes posibles para evitar sorpresas desagradables. Un ejemplo de esto ocurrió cuando Bank of America (BAC) se quedó con Countrywide durante la crisis de las hipotecas suprime en los Estados Unidos.
En un primer momento, muchos analistas consideraron que se trataba de un gran negocio, ya que estaba comprando a un fuerte prestamista hipotecario a precio de remate. Pero terminó exponiéndolo a una serie de pasivos difíciles de cuantificar, a los que se le sumaron las demandas legales que vinieron con el paso del tiempo.
Apple (AAPL), en cambio, se caracteriza por realizar pequeñas adquisiciones en busca de tecnologías o patentes que puedan incorporarse a sus productos. La base del asistente digital de voz Siri es un ejemplo de esta práctica, al igual que ocurrió con su pantalla táctil, que había sido diseñada por Fingerworks.
Seguramente, otras de sus compras no llegarán a tener un impacto demasiado positivo en sus equipos, pero el riesgo es bastante bajo cuando una gran empresa está realizando transacciones por pequeños montos de dinero.
También, es importante analizar la trayectoria del equipo directivo de una compañía a la hora de implementar adquisiciones y fusiones. El caso de Disney (DIS) es un buen ejemplo, ya que aprovechó la experiencia que tuvo cuando se quedó con Pixar y Marvel para hacerse de Lucas Films.
Se trata de una transacción por un monto cercano a los 4,000 millones de dólares y, desde ese punto de vista, puede ser considerada riesgosa para sus accionistas. Pero su historial refleja la capacidad de sus ejecutivos para llevar adelante esta clase de operaciones en forma exitosa.
No es lo mismo una compra proactiva, en busca de oportunidades futuras de negocios, que una defensiva. Los inversionistas deben prestar atención a los motivos subyacentes que hay detrás de cada operación ya que pueden ser muy útiles para pronosticar su conveniencia.
Starbucks (SBUX), por ejemplo, está tenido éxito en el negocio de café especializado y cuenta, todavía, con fuertes oportunidades de expansión en mercados emergentes. En los últimos meses, ha realizado adquisiciones de empresas de jugos, pastelería o té. La firma no necesita de estas compras en el sentido estricto de la palabra, pero se trata de decisiones que sus directivos toman por que las considerar positivas para el futuro de la compañía.
Todo lo contrario ocurre con Hewlett-Packard (HPQ), que ha estado buscando alternativas para expandirse fuera del sector del hardware durante los últimos años, debido a sus bajos márgenes de ganancias.
No resultaría extraño que las adquisiciones que realizó en los segmentos de software y servicios hayan resultado negativas para sus accionistas ya que cuando se hacen para tratar de remediar problemas en su negocio central, muchas veces suelen incrementar estos inconvenientes, en lugar de solucionarlos.
No obstante, algunos de los ejemplos expuestos, Cardenal recuerda que las fusiones y adquisiciones pueden tener motivos de los más variados y sus consecuencias son difíciles de predecir en la etapa inicial.