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¿Y si gana Obama? “Sería muy triste, pero no va a pasar”, aseguran los Republicanos. Su predicción es 53-47 a favor de Romney.
La contienda está cerrada. La situación de empate en las encuestas ha llevado a algunos analistas a advertir que en realidad, Estados Unidos podría verse forzado a esperar semanas antes de saber el desenlace de los comicios.
Ese país ya vivió una situación similar en el año 2000, cuando el Tribunal Supremo resolvió el recuento de Florida en favor del republicano George Bush. El problema este año es que podría haber muchos votos observados y ausentes, que la ley no permite contabilizar hasta 10 días después de la elección.
Las respectivas campañas ya asignaron ejércitos de abogados para actuar si hay un empate.
Los analistas estiman que ambos equipos pusieron a trabajar a miles de abogados. Y es que esta ha sido una tendencia creciente desde el 2000, cuando se dio el impasse entre Bush y Gore. La mayoría de esos abogados fueron desplegados en los disputados estados clave.
Ya se sabe que en elecciones cerradas quizás se tenga que luchar por un recuento o ir a los tribunales. Los abogados de la campaña demócrata, utilizarán un sistema de computación especialmente diseñado para rastrear incidentes en mesas de votación en tiempo real. Por su parte, los republicanos se valdrán de una red de seguidores con smartphones para reportar irregularidades.
Por lo pronto, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha echado toda la leña en el fuego en el último día de campaña para convencer a la población hispana de que se registre y vote por su reelección. El objetivo, tratar de arañar votos en los denominados estados “bisagra”, aquellos dónde el resultado aún no está claro.
Obama enfatiza que la economía crece mejor y los mercados van bien si todo el mundo tiene oportunidad de tener éxito, si todo el mundo tiene una buena educación, si todo el mundo tiene cobertura sanitaria. Esto lo asegura Obama en el en Hollywood, Florida, donde el 30% de la población es hispana.
Ataviado de manera informal, sin chaqueta, el demócrata se ha rodeado de estrellas como el rapero Pitbull, de origen cubano, para atraer el voto hispano más joven.
Al señalar que se ha logrado mantener un verdadero progreso, advierte que su contrincante Mitt Romney es un gran vendedor al haber “hecho todo lo posible por reempaquetar sus ideas y que parezcan otras.
Hay que destacar que en Florida, hay en juego 29 votos electorales, el 10 % de los que se necesitan para llegar a la Casa Blanca. De ahí la importancia de ganar en éste y otros grandes estados donde las encuestas aún reflejan empate entre Obama y Romney.
El futuro de la economía visto desde la Fed
Los escenarios para la economía y el futuro del país lo presenta el equipo de análisis del banco electrónico Saxo Bank, desde donde el consultor de divisas John J. Hardy, responde a la interrogante: ¿Cómo será el futuro de la Fed tras las elecciones en los EE.UU.?
La política de la Fed opaca cualquier otro asunto cuando se trata del gobierno de los EE.UU. y los mercados. Durante los últimos cuatro años hemos visto el “juego de confianza” por parte de este poderoso organismo, que consiste en forzar en el sistema una liquidez infinita, con la esperanza de generar una sensación de riqueza y confianza entre los propietarios de hogares y los inversionistas sea lo suficientemente creíble como para aplazar la deflación y fomentar el crecimiento, asegura Hardy.
Sin embargo, agrega, la interminable monetización de la deuda genera desequilibrios económicos cada vez más graves. Solo exacerba el problema subyacente de una deuda demasiado grande y permite que la presencia federal en la economía estadounidense se expanda de manera descontrolada.
Para Hardy, la reacción del mercado ante el la tercera ronda de relajación cuantitativa (QE3) demuestra que los beneficios obtenidos del QE disminuyen rápidamente. La realidad es que las últimas medidas de flexibilización monetaria equivalen a una ronda de estímulos interminable, ya que la Fed ahora decidió no limitar más ni el tiempo ni la cantidad de flexibilización que inyecta en el sistema. Sin embargo, los creadores de mercado sólo han perdido su rumbo tras el anuncio del QE3, al anticipar materialmente el nuevo programa.
La emisión de moneda distorsiona
La realidad es que la emisión de dinero por parte de la Reserva Federal provoca distorsiones en el mercado, mientras que no hace nada a favor de la economía real y no permite que ésta se ajuste a una base sustentable. Por lo tanto, a partir del año 2013 en adelante, veremos que las políticas de la Fed ya no generan los avances esperados, explica el consultor.
Por un lado, señala, pueden crear un gobierno pasivo, dado que los políticos se abstienen de tomar decisiones difíciles que generarían costos de corto plazo. Por lo tanto, un gobierno pasivo simplemente observaría cómo la Fed de Bernanke sigue realizando esfuerzos cada vez más radicales para estimular la economía –por ejemplo, enfocándose en el PIB nominal. Pero lo más probable es que la falta de progreso provocada por una política monetaria cada vez más radical, se vuelva contraproducente en algún momento, más allá del escenario – será únicamente cuestión de horizontes temporales.
A continuación se presenta el análisis del Hardy, de Saxo Bank, en aspectos fundamentales de la conducción de la economía de Estados Unidos, en el caso de que gane alguno de los candidatos.
Precipicio fiscal
Si gana Obama:
Difícilmente podría llegar a un acuerdo, ya que los republicanos tal vez quieran hacerse valer de cara a las elecciones de 2014. Obama tiene a su favor que los recortes fiscales y gastos expirarán si no se hace nada el respecto, garantizando algún tipo de negociación. De todas formas el actual presidente estadounidense se opondrá a que continúe el recorte fiscal sobre los sueldos más altos y los gastos se reducirán.
Si gana Romney
El efecto del precipicio fiscal seguramente será mucho menor. El candidato republicano no estará ejerciendo aún su mandato cuando se llegue al precipicio fiscal, pero si triunfa cambiará la actitud de Obama así como la postura del partido republicano. Seguramente veamos concesiones temporales y demoras en la toma de una “decisión” final.
La Fed de Bernanake
Si gana Obama:
Aquí no hay cambios. Se supone que el Q3 (QE3+) pasaría a la siguiente etapa, enfocándose en el PIB nominal o aplicándose alguna otra medida monetaria extrema, una vez que la Fed se haya adueñado de todos los bonos del tesoro y en caso que la economía de los EE.UU. y el mercado laboral no logren repuntar.
Si gana Romney:
Esta es la más importante: Romney sugiere que él no piensa renombrar a Bernanke. Si esto es cierto, el mercado buscará desesperadamente saber quién será su reemplazo, dado que la posibilidad de que a la economía de los EE.UU. se le retire su dosis continua de morfina representada por la emisión de moneda por parte de la Fed, tiene implicancias más importantes que cualquier otro asunto.
Economía
Si gana Obama:
Existen una gran cantidad de leyes regulatorias y costosas que sobrevivirán y el “Obamacare” podría resultar costoso – generalmente negativas en el largo plazo, pero difícilmente se pueda esperar un resultado dramático de una postura política dado el entorno político.
Si gana Romney:
Teóricamente, más medidas de estimulación. Podrían quitarse o mejorarse algunas leyes preexistentes. Pero ¿qué sucede si el ahorro fiscal se utiliza para reducir la deuda privada y se suma al ahorro privado, mientras que el público también recorta los gastos y los multiplicadores fiscales se activan? Si todo el mundo ahorra y no gasta, la situación podría volverse muy negativa para el crecimiento, suponiendo que Romney lograra la aprobación de alguna medida económica.
Fiscal
Si gana Obama:
Un plan más realista para la reducción marginal del actual déficit fiscal mediante la eliminación de los recortes fiscales aplicados por Bush y poniendo fin a las guerras.
Si gana Romney:
Romney cree en la vieja fantasía republicana de que tanto los impuestos como los gastos pueden reducirse para equilibrar el déficit – eso únicamente funcionará si la Fed continúa emitiendo moneda infinitamente.
Política exterior
Si gana Obama:
La postura de Obama en cuanto a este asunto ha sido bastante pasiva fuera de la guerra de Afganistán, y podría continuar de la misma forma durante otros cuatro años, incluso al aumentar los desafíos como ser el tema Irán o las políticas con respecto a China.
Si gana Romney:
Seguramente sea más asertivo en el Medio Oriente, pero esto también conlleva riesgos, dado que el asunto de Irán se volverá cada vez más apremiante. La retórica populista sobre China es un mero artefacto electoral, a pesar de que la cuestión de China y los desequilibrios globales dominarán el escenario de los próximos años.
El retorno de la ley de inversiones internas
Si gana Obama:
Igualdad de oportunidades en cualquiera de los escenarios – a pesar de que si es reelecto, podría inclinarse más a vincular la repatriación con la creación de empleos, generando así una pesadilla regulatoria y reduciendo el posible volumen del flujo.
Si gana Romney:
Parecería estar más dispuesto a permitir que fluyan de nuevo y más libremente las utilidades corporativas y que se enriquezcan los accionistas con la esperanza de que funcione el “efecto cascada”.
La Fed bajo el mandato de Obama: Bernanke sigue ejerciendo el control con firmeza y la política de la Fed continúa tal como hasta ahora, invadiendo cada vez más los territorios inexplorados de la emisión descontrolada de moneda. El crecimiento lento y las distorsiones que provoca, junto con la incapacidad de solucionar los asuntos estructurales del desempleo, podrían llevar finalmente a que se aplique una reevaluación política del rol de la Reserva Federal en la economía. Habrá que esperar hasta después del 2013, a menos que presenciemos una crisis masiva de confianza y el derrumbe del mercado.
La Fed bajo el mandato de Romney: La única posibilidad y la más importante es que Bernanke no recuperaría su cargo como titular de la Fed al vencer su mandato en 2013. La expectativa ante este posible acontecimiento es tan monumental que los mercados podrían comenzar a reaccionar la misma noche de las elecciones en caso que gane Romney. Ante este escenario, Romney apoya su retórica negativa en los fracasos del presidente de la Fed, convirtiéndola en una especie de chivo expiatorio de un crecimiento económico lento, mientras avanza el 2013. Pero, al igual que con otros asuntos, ¿Cuáles son las probabilidades de que se produzca este escenario? ¿Será el discurso “anti-Fed” de Romney una mera treta electoral? ¿Tendrá la capacidad de proyectarse lo suficiente como para darse cuenta del increíble trastorno cortoplacista provocado por el temor ante la posibilidad de un nuevo presidente de la Reserva Federal, que esté decidido a reducir el balance de la Fed?
Evolución de activos según el triunfo de cada candidato
Dólar
Si gana Obama:
Para el dólar los efectos podrían ser más negativos al principio, pero el mercado podría cambiar de rumbo cuando se perciba la gravedad del precipicio fiscal.
Si gana Romney:
Teóricamente es más positiva para el dólar y podría generar un repunte reflejo, pero, ¿podría debilitarse el billete verde en el corto plazo? La victoria de los republicanos podría generar cierta esperanza acerca de que el precipicio fiscal podría resultar menos grave de lo esperado.
Bonos del tesoro de los EE.UU.
Si gana Obama:
Al no verse amenazada la posición de Bernanke, esto podría resultar en un mercado de bonos del tesoro más estable en el corto plazo, dado que la Fed de Bernanke podría adueñarse de la totalidad de los tramos largos de la curva sin que se realice ningún cambio en la política.
Si gana Romney:
Un camino más volátil para los bonos del tesoro (un mayor riesgo bajista) mientras el mercado se pregunta si realmente es posible que la era Greenspan/Bernanke esté llegando s su fin.
Oro
Si gana Obama:
Tiende a mejorar ante el triunfo de Obama, dado que la política de Bernanke podría continuar sin interrupciones durante los próximos años.
Si gana Romney:
Situación mucho más bajista para el oro, dado que este mercado se abastece de las imprentas de monedas de curso legal del mundo – a pesar de que el ladrido de Romney podría ser mucho peor que su mordida en lo que concierne a su posición ante la Fed.
Renta variable
Si gana Obama:
Los beneficios de las medidas de estímulo se están desvaneciendo, aunque la Fed de Bernanke podría “atomizarse” si se le da el espacio suficiente. Los promedios serán malos a pesar de que haya varias compañías que valgan la pena.
Si gana Romney:
La vieja fantasía republicana de que tanto los impuestos como los gastos pueden reducirse para equilibrar el déficit del balance al mejorar el crecimiento general, es simplemente una ilusión.
Al final, parecería que el escenario más probable es que la Fed de Bernanke continúe con este enfoque indefinidamente hasta generar una crisis de confianza y un fracaso– ya sea mediante un derrumbe del mercado o generando niveles de inflación peligrosos – que finalmente se logre un giro en los acontecimientos. ¿Pero cómo será eso y cuándo sucederá? ¿Tendríamos entonces una nueva Fed sin sentido y desorientada? ¿Una Fed que pondría fin a la emisión de moneda y elevaría las tasas de interés para forzar el saneamiento de la economía y lograr que el gobierno ponga la casa en orden? ¿O tendríamos una Fed cuya independencia estará debilitada por sus fracasos y tal vez hasta se vea dominada por el Congreso o pierda parte de su poder? ¿Y sería ese el escenario para el 2013 o más bien para el 2016?
Política exterior
Cada tanto, hay algún presidente cuyo mandato resulta tan exitoso que logra generar cambios importantes en la política económica – piensen en Franklin D. Roosevelt o en Ronald Reagan. Pero la mayoría de los presidentes deben lidiar con un Congreso hostil y fraccionado y logran pocos cambios en la política económica, especialmente en el plano doméstico.
La política exterior genera un ámbito mucho más propenso para que los presidentes de los EE.UU. puedan producir cambios y muchas veces termina siendo el área en la que ellos logran dejar su legado, ya sea positivo o negativo.
El resultado de esta elección podría significar un enfoque muy diferente de la política exterior de estadounidense durante los próximos cuatro años. Los dos temas principales serán China y Medio Oriente, incluyendo Irán y la “Primavera Árabe”.