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Fue en enero pasado cuando se dio a conocer que más de un millón de chinos se encontraban sordos por el consumo desmedido de antibiótico.
En especial, la automedicación de la llamada estreptomicina provocó severos daños entre los niños chinos por lo que las autoridades de ese país iniciaron una cruzada contra los antibióticos.
No sólo eso. Según la oficial Academia China de Ciencias, de las 210 mil toneladas de antibióticos que se producen en el gigante asiático 91 mil se emplean en el ganado, una práctica que ha producido un aumento de la tasa de mortalidad entre los animales, al dañar sus sistemas inmunológicos.
El ganado es alimentado con antibióticos para prevenir infecciones o porque éstos pueden producir un aumento rápido del peso de los animales.
Pero no sólo se trata del ganado, también se ha confirmado que en China se aplican antibióticos a los mariscos para reducir los costos de producción. Científicos de otros países han alertado de que la ingesta indiscriminada de antibióticos en China, tanto en humanos como en animales, está amenazando la salud mundial debido a que ha incrementado la proliferación de bacterias resistentes a estos fármacos.
Por ello, resulta relevante esta acción de las autoridades chinas que podría revertir los efectos de una seria amenaza para la salud de millones de personas.