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Las intervenciones en el mercado de divisas pueden ayudar a resistir temporalmente la apreciación, pero su impacto depende en gran medida del grado de apertura de la cuenta de capital y el desalineamiento del tipo de cambio en cada país, señala el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Estas medidas son más efectivas, cuando hay señales de sobrevaluación de la moneda con respecto a su historia reciente, es por eso que para América Latina es de elevada importancia intervenir “en el momento adecuado”, nunca demasiado pronto, indica un análisis de Gustavo Adler y Camilo E. Tovar.
Además, indican, se debe tener en cuenta que la intervención cambiaria trae consigo importantes costos cuasi-fiscales además de otros costos no-financieros.
Se debe tener en cuenta, advierten los autores, que un mayor grado de integración financiera puede reducir significativamente la efectividad, de ahí que las intervenciones sean más efectivas en Asia que en América Latina.
Por una parte, indicaron, hay una causalidad doble entre intervención y la paridad: la intervención afecta el tipo de cambio, pero la decisión de intervención también depende del tipo de cambio. Por otra, no se observa lo qué hubiese pasado con la paridad en ausencia de la intervención.
La abundante liquidez en los mercados mundiales y la elevada exposición a los movimientos de capital han puesto la intervención cambiaria en el centro del debate económico en América Latina, sin embargo pese a su intenso uso es poca la evidencia existente sobre sus efectos en el tipo de cambio, en particular, para frenar la apreciación, señalan los analistas.
La mayoría de los bancos centrales de la región tuvieron una activa participación en el mercado de divisas durante el periodo 2004-2010, interviniendo en promedio en uno de cada tres días. Esta cifra es relativamente alta dado que la mayoría declara tener un régimen de tipo de cambio flexible.
Aunque la intervención se dio en oleadas, como respuesta a cambios en las condiciones financieras mundiales, hay diferencias entre los países de la región: Chile, Colombia, Guatemala y México tuvieron un nivel de intervención moderado, mientras que las economías dolarizadas como Perú y Uruguay, al igual que en Brasil tuvieron un nivel alto.