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Por: Dra. Luz María de la Mora Sánchez*
Después de 17 años de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), México y EE.UU. aún tienen un pendiente que atender para promover la integración productiva de la región: abrir la frontera a los servicios de transporte de carga de acuerdo con lo pactado en dicho Tratado. Aunque en él se estableció que la apertura entre México y EE.UU. se daría a partir del 18 de diciembre de 1995, han pasado 15 años sin que las partes hayan cumplido cabalmente este compromiso.
La reunión de Ministros de Comercio y Economía de los países del TLCAN a realizarse este enero de 2011 tiene éste como uno de sus temas de agenda. Sobre la mesa está la discusión de algunos conceptos generales que podrían ser la base para iniciar el diálogo entre autoridades responsables del tema de transporte con el objetivo de encontrar una solución permanente a un tema que no sólo es de logística sino que afecta directamente a la competitividad de las exportaciones de México y la región. Sin embargo, la propuesta de EE.UU. de centrarse en conceptos generales parece ubicarnos nuevamente en el inicio y es motivo de gran preocupación dada la incidencia sobre la competitividad de las exportaciones mexicanas en ese mercado.
Hoy por hoy, los costos de logística son el componente más importante dentro del costo total de comercio, muy por arriba de los aranceles. De hecho, los costos de transporte tienen un peso fundamental en los costos logísticos y en la competitividad de las exportaciones mexicanas hacia los EE.UU.; de ahí la urgencia de resolver este tema. De acuerdo con el estudio Doing Business del Banco Mundial en México los costos de logística se ubican en un rango de 15 a 20% como proporción del PIB lo que contrasta con 9.5% de EE.UU., 9% de los países de la OCDE y 8.5% de Singapur. Es decir, en México estos costos son entre 50 y 100% superiores a los costos en su principal mercado de exportación. Por otra parte, mientras los negocios en EE.UU. mantienen inventarios de aproximadamente 15% del PIB, en Latinoamérica es a menudo el doble. Por ejemplo, la razón del inventario de materias primas de México es 1.58 veces, en promedio, superior al de EE.UU. y 1.46 veces superior para bienes finales.
Para México resulta urgente resolver este tema pues el transporte terrestre de carga es el modo de prestación más importante al representar 60% de la carga. Alrededor de 75% de las exportaciones mexicanas a los EE.UU. se realizan por carretera y pasan por pasos fronterizos ubicados en Texas y Tamaulipas (Nuevo Laredo/Laredo); Texas y Chihuahua (Ciudad Juárez/El Paso); Arizona y Sonora (Nogales/Nogales); California y Baja California (San Diego/Tijuana). Hoy enviar una mercancía de México a su destino final en los EE.UU. requiere de 3 camiones diferentes además de los tiempos de espera en frontera.
Por la importancia económica y estratégica del transporte, el TLCAN incluyó la liberalización de los servicios de transporte de carga para incentivar la inversión en infraestructura que permitiera hacer eficiente y rápido el flujo de las mercancías en la región; sin embargo, la incapacidad de instrumentar dichos compromisos ha llevado a una integración superficial donde los bienes circulan pero no a la velocidad requerida.
Aunque desde el 2001, un panel del TLCAN emitió un dictamen favorable a México por el incumplimiento de EE.UU. en esa materia y a partir de marzo de 2009 aplica medidas de represalias comerciales, dicha solución dista de ser la óptima y sólo puede ser una forma de presionar a su socio para sentarse a la mesa a cumplir con sus compromisos, que para efectos prácticos, han sido letra muerta. Ello ha implicado que los costos por los servicios de logística en el comercio bilateral sean más elevados y que muestren graves ineficiencias.
La apertura en este sector contribuiría a promover y hacer más eficientes los flujos comerciales desde México hacia los EE.UU. pero para ello se requiere de la voluntad y decisión política de los gobiernos de cada país para enfrentar a sectores que se oponen frontalmente a cualquier competencia del exterior. México debe aprovechar esta reunión de Ministros de Comercio y Economía para impulsar una solución integral y de largo plazo a la liberalización de los servicios de transporte terrestre de carga con EE.UU. y Canadá; ello le permitirá abatir costos y elevar la competitividad de sus exportaciones. Después de 15 años es tiempo de ir más allá de conceptos generales y principios básicos, y entender que está en el interés de ambos países el contar con servicios de transporte terrestre de carga más eficientes.
* Directora de la consultora LmmConsulting. Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Yale.