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Aunque están vigentes 11 acuerdos de libre comercio con 43 países de tres continentes, millones de mexicanos no reciben sus beneficios.
Después de Estados Unidos, México es el país con el mayor número de tratados de libre comercio en el mundo. En su momento, esa red comercial se anunció como una oportunidad única para el comercio exterior y la inversión, pues abría la puerta a un mercado potencial superior a los 1 mil millones de consumidores, casi dos terceras partes de las importaciones mundiales, y el 75% del producto interno mundial (PIM).
A 16 años de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sólo se favorecieron las empresas trasnacionales, y el país apenas exporta hidrocarburos, asegura Arturo Ortiz Wadgymar, coordinador de la Unidad de Economía Mundial de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La firma de tal cantidad de acuerdos o tratados comerciales llevaba implícita la promesa de que el país tendría un récord extraordinario de exportaciones y que influirían en la economía doméstica. Las anunciadas exportaciones sólo se concentraron en empresas trasnacionales ?ellas exportan e importan entre sí? y esos ingresos no llegan al país ni a sus ciudadanos, señala el especialista en economía y finanzas internacionales.
Adicionalmente, esas multinacionales se apoderaron de ramas del comercio mexicano, de la agricultura y de los servicios que, a nivel global, también realizan importaciones y exportaciones. A pesar de todos esos tratados, México tiene un saldo negativo que va en aumento.
El destino y monto de las exportaciones mexicanas en los últimos tres años ilustra que en algunos casos han decrecido y que en otros, se mantienen; así lo confirma el documento de la Subsecretaría de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía titulado: “Exportaciones totales de México”, que concentra información desde 1993 hasta julio de 2010.
Ahí se observa que en los últimos tres años, a partir de 2008, las exportaciones mexicanas totales representaron 292 mil 636.5 millones de dólares; en 2009 esa cifra descendió a 229 mil 620.2 millones de dólares y a julio de 2010 representaba 164 mil 367.1 millones de dólares. Es decir, de 2008 a 2010 las exportaciones mexicanas totales cayeron 43.8%.
Récord en acuerdos
Para Arturo Wadgymar, la urgencia del gobierno del expresidente Ernesto Zedillo por firmar un gran número de pactos comerciales desde 1995 hasta 2000 tuvo la intención de superar a Carlos Salinas de Gortari, quien consolidó el TLCAN en 1994. De acuerdo con funcionarios de esa administración, entonces se afirmaba que México había entrado al mundo y ya figuraba en el mapa con esos tratados.
En ese periodo se consolidaron el Tratado de Libre Comercio del G3, entre México, Venezuela y Colombia (1995); con Costa Rica (1995); Bolivia (1995); con Nicaragua (1998); Chile (1999) y la Unión Europea (2000).
El ritmo de apertura comercial se mantuvo en el gobierno de Vicente Fox. En 2001 se consolidó el acuerdo con Europa a través del Tratado de Libre Comercio con la Asociación Europea de Libre Comercio ?que alcanzó a Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein.
A esa medida siguió la redefinición del comercio con los países de Centroamérica a través del Tratado de Libre Comercio con el Triángulo del Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras).
Eran los tiempos en los que la administración de George W. Bush buscaba materializar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en la que examinaba integrar a los 34 países de la región, excluyendo a Cuba.
Ese acuerdo se contempló como una extensión del TLCAN hacia América Latina y su mercado de 800 millones de personas y un producto interno bruto (PIB) de casi 21 mil millones de dólares anuales.
Tal proyecto no avanzó dada la nueva configuración política de Suramérica. Luiz Inácio Lula da Silva y el mandatario argentino Néstor Kirchner no se opusieron abiertamente, pero demandaron a Estados Unidos eliminar los subsidios a la agricultura y un acceso efectivo a los mercados. En 2004 se firmó el TLC con Uruguay, y en 2005, el Acuerdo para el Fortalecimiento de la Asociación Económica entre México y Japón.
Todos los acuerdos comerciales firmados por México han creado un marco jurídico que ofrece certidumbre a los agentes económicos extranjeros, como exportadores, inversionistas y consumidores.
Sin embargo, para el investigador, detrás de la falta de apoyos a las empresas mexicanas está la política que se emprendió contra el proteccionismo, con todo y que Estados Unidos, China y Europa tengan políticas públicas destinadas a proteger a sus empresas y sectores contra los productos de importación.
Arturo Wadgymar explica que la actual crisis económica de México obedece también a que el gobierno no quiere cobrarle impuestos a las grandes empresas, “y mientras no paguen lo que deben pagar, no habrá dinero. El mayor riesgo e inmediato para la economía nacional es que dada su enorme dependencia de los ingresos petroleros y el descenso de éstos, tiene que recurrir a más deuda”.
*Después de Estados Unidos, México es el país con el mayor número de tratados de libre comercio en el mundo.
*En 2008 el comercio total entre México y Centroamérica ascendió a 5 mil 600 mdd. Un año después, se redujo a 4 mil 700 mdd.
*Luego de la firma del Tlcuem en 2000, la Unión Europea vio a México como una oportunidad para acceder a otros mercados –Estados Unidos y América Latina y no tanto como un socio en potencia.
*España figura como el país europeo con mayores beneficios en México, pues concentra más del 42.3% de la inversión total europea con sus empresas BBVA, Santander y Telefónica.
Examen al TLC
La Secretaría de Economía indica que tras la entrada en vigor del TLCAN, Canadá se convirtió en el segundo mercado para los productos mexicanos, y México, en el tercer socio comercial de ese país, después de Estados Unidos y Japón. Agrega que el comercio bilateral México-Estados Unidos se duplicó tras la vigencia de ese acuerdo. México es el segundo mercado más grande para los productos estadunidenses y “uno de los socios comerciales más dinámicos” de Estados Unidos.
Al balance oficial se opone el de la Confederación Nacional Campesina de México, que el 12 de septiembre denunció que el TLCAN causó perjuicios al sector agrícola. El organismo asegura que, desde 1994, el país ha perdido el 50% de su soberanía alimentaria, ya que se importa 33% de la demanda nacional de maíz, 75% del arroz y el 90% de la soya.
Refiere también que, desde 2007, las importaciones de carne de bovino se elevaron en 440%, 280% las de aves y 210% las de cerdo, agregó el organismo. También advirtió contra el “creciente poder de las empresas trasnacionales” en la agricultura que aumentaría la dependencia del país.
Desde Estados Unidos, también se evaluó este acuerdo. El documento final, El futuro de la Política Comercial de América del Norte: las lecciones del TLCAN, presentó propuestas de reforma en ocho campos: servicios, manufactura, agricultura, inversión, propiedad intelectual, ecología, trabajo y migración.
Ahí se propuso reabrir el Tratado para que “promueva la prosperidad y el desarrollo económico sostenible”. También contempla la necesidad de “abordar las asimetrías” entre los socios comerciales y de suministrar instituciones bien financiadas que apoyen a los socios débiles.
También el sector empresarial se pronunció: la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex). El 19 de enero de este año, su presidente, Gerardo Gutiérrez Candiani, manifestó que México perdió competitividad luego de 16 años de vigencia del TLCAN. Asimismo, el representante admitió que el sector agropecuario resultó afectado, particularmente a los productores de cultivos básicos.
Comercio sin desarrollo
En sentido semejante se expresan críticas al contenido y alcance del Tratado de Libre Comercio con el Triángulo del Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) que data de 2001. El análisis que en su momento realizaron Andrés Peñaloza Méndez y Jorge Calderón Salazar, secretario técnico y director del Instituto de Estudios de la Revolución Democrática (IERD), respectivamente, cuestionó la estrategia de ese pacto comercial.
Su principal crítica a la política de México hacia Centroamérica radica en que en ese tratado privaba la intención de reeditar la experiencia del TLCAN.
Peñaloza y Calderón consideraban particularmente preocupante que a los vecinos centroamericanos no se les otorgara la “generosa postura bolivariana y juarista” que por muchos años caracterizó a la política exterior mexicana.
Describían que bajo los términos del Tratado de Libre Comercio (TLC) con el Triángulo del Norte, México no asume compromisos “de un genuino apoyo” para el fortalecimiento comercial, económico y financiero de Centroamérica. Tampoco, señalaban, para reducir las desigualdades sociales dentro de México y con el Istmo centroamericano.
En síntesis, lamentaban que el TLC con esa región no incluyera compromisos de cooperación internacional para el desarrollo “ni posturas comunes de promoción y defensa de los derechos humanos”. También notaron que ese pacto eludía obligaciones vinculantes en materia de protección ambiental, así como los derechos sociales laborales.
Seis años después de su vigencia, en 2008, cuando comenzaron los efectos de la crisis financiera internacional, el comercio total entre México y Centroamérica ascendió a 5 mil 600 millones de dólares. Un año después, se redujo a 4 mil 700 millones de dólares.
Tlcuem, el trampolín
Los intereses europeos para negociar con México un TLC fueron, en orden de importancia, su cercanía geográfica con Estados Unidos, las ventajas comerciales y para las inversiones preestablecidas, así como los mecanismos de acceso preferencial que se alcanzaron con el TLCAN entre México, Estados Unidos y Canadá.
Luego de que 2000 se firmó el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea (Tlcuem), esa región del mundo vio a México como una oportunidad para acceder a otros mercados –Estados Unidos y de América Latina? y no tanto como un socio en potencia.
Así lo describe Norma Castañeda Bustamante en la introducción del estudio Balance del Acuerdo Global entre México y la Unión Europea: a 8 años de su entrada en vigor, editado por la Oficina Regional para México, Centroamérica y el Caribe de la Fundación Heinrich Böell.
Para los especialistas convocados por la Fundación, los resultados de ese Tratado Comercial “han sido muy decepcionantes para México”, pues la agricultura no es más un motor de exportación que nivele la balanza comercial, ya que la producción de granos básicos ha quedado en indicadores “preocupantes”. Adicionalmente, las corporaciones europeas representan un riesgo inminente para desplazar a los productores mexicanos.
De acuerdo con el estudio, financiado con apoyo de la Comunidad Europea, el objetivo de quienes promovieron ese pacto fue “aumentar la atracción de la inversión extranjera directa” de los países miembros de la Unión Europea a México.
En ese balance, España figura como el país con el mayor beneficio como saldo, pues concentra más del 42.3% de la inversión total europea. Su presencia financiera es notoria en sus tres principales empresas: BBVA, Santander y Telefónica Española. Holanda es otro beneficiario del Tratado, pues con España concentra el 76.53 % de la inversión desde 2005.