Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 59 segundos
Diana Krall
Dos veces nominada al Grammy, la más reciente producción de la cantante y pianista canadiense ha sido reconocida por The New York Times como uno de los mejores diez discos del 2009 al dar un toque intimista y único a los clásicos como Jobim y Mendes.
Claudia Villegas
¿Qué puede haber más sugestivo y relajante que una buena velada de jazz? Pocas cosas. El encanto aumenta cuando se trata de una mujer rubia, de una virtuosa frente al piano que hace honor a los mejores intérpretes del jazz y de la bossa nova y cuya portentosa voz pude compararse sin problema alguno con las grandes divas del jazz, con esas mujeres de raza negra que dominan el escenario y hacen estremecer a quienes las escuchan.
Fue así como la pianista canadiense Diana Krall convocó a casi 10,000 personas en el Auditorio de la Ciudad de México el pasado 6 de abril.
La cantante y pianista canadiense dejó complacidos a los asistentes que durante casi dos horas recordaron sus mejores éxitos así como la tradición de una escuela de músicos canadienses y estadounidenses.
A menos de 15 años de que inició su primera gira internacional, Diana Krall llegó a México tras ocho años de ausencia de los escenarios nacionales. Pero no hubo distancia con el público mexicano seguidor de su carrera que la conoció en alguna visita a la Gran Manzana o a través de alguna de sus composiciones repetidas una y otra vez en series tan conocidas como Sex and the City o en películas como Otoño en Nueva York. Casada con el músico británico Elvis Costello, Krall habló a sus seguidores en México del positivo cambio que ha operado en su vida el nacimiento de sus hijos y su vida como madre y esposa. Será en julio próximo cuando Krall y Costello se encuentren en un mismo escenario en Santiago de Compostella en España.
Varias piezas de una de sus más recientes producciones “Live in Rio” formaron parte protagónica del concierto que fue criticado por la prensa mexicana por su escasa producción, por su austeridad y hasta por algunas fallidas intervenciones con la legendaria improvisación que la ha distinguido.
La ganadora de dos premios Grammy, sin embargo, no dejó de hacer gala de una buena ejecución frente al piano y del sentimiento que la caracteriza al presentar algunas de las piezas de su más reciente producción “Quiet nigths” en donde se destaca la influencia de Sergio Mendes y Joao Gilberto. Fue así como Krall conquistó, a pesar de algunos altibajos conquistó otra vez el corazón de mexicanos en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Sin tratarse de un concierto masivo como los que ofreció en las principales capitales del país, Krall también se presentó en Zacatecas durante el Festival Cultural de Zacatecas. Las crónicas de esa noche dieron cuenta de una conquista total de aquel público.
Una de las vendedoras de discos más importantes de Estados Unidos – más de 100,000 copias – recibió hace más de un año positivas críticas por parte de la prensa especializada como la de The New York Times que nombró a su producción “Quiet nigths” como uno de los discos por el que los melomanos habían estado esperando, al menos, durante la última década.
Con “Quiet nigths”, Krall confirmó que alguien sí podía agregar color y brillo a la música brasileña. Pero no es la primera vez que Krall sumó talento a los clásicos. Antes, ya lo había hecho con el pianista y cantante estadounidense Nat King Cole, lo que le valió su primera nominación al Grammy.