La revolución por la salud

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“Si mis pacientes tienen menos complicaciones a lo largo de sus tratamientos, mi bono por calidad de servicios aumenta”, señala Kimberly Skelding, médico-cirujano-cardiológo, citada en un artículo reciente del diario británico The Financial Times (FT)

Por Rosa Elba Arroyo*

Muchas son las implicaciones que para el sistema de salud y en especial, para las finanzas de Estados Unidos tendrá ahora la decisión de reformar la atención médica; sin embargo uno de los aspectos que llama la atención alrededor del mundo es la forma en la que sistemas para coberturas hospitalarias pueden efectivamente lograr resultados a través de la combinación de alta ingeniería financiera con la excelencia en la calidad de atención a los pacientes.

Este fue el principal argumento del actual presidente de los Estados Unidos para lograr la aprobación apenas en diciembre pasado de una de las iniciativas de reforma más ambiciosas en la era moderna. Barak Obama utilizó precisamente a los sistemas Geisenger e Intermountain para dar ejemplos de cómo los incentivos a los médicos y mejoras en la calidad del servicio pueden contribuir a lograr una mayor y mejor atención médica a lo largo del país, de manera que, como cita el FT: “Hay componentes en la reforma cuyo precio no podrá ser calculado por los economistas, pero significarán mejoras considerables en el sistema de salud estadounidense”

El Congreso de Estados Unidos ha calculado el costo de la reforma en alrededor de mil 055 millones de dólares que serán erogados a lo largo de los primeros 10 años de su funcionamiento. Sistemas como el de la Fundación Geisenger consideran la contratación de enfermeras que atienden video-llamadas las 24 horas, y reserva de citas médicas que los propios pacientes realizan a través de Internet. Todo funciona de manera electrónica e implica un trabajo altamente sistematizado cuya calidad, según expertos de Harvard, aún no se considera en el financiamiento general de la reforma. Los médicos son incentivados para realizar una labor de calidad a través de bonos como el que menciona el FT y con ello se establece un gran cambio en el sistema de salud. Ya no se incentiva al doctor por el número de pacientes atendidos, sino por la calidad en el servicio que brinda.

Con esta Reforma la administración Obama calcula reducir en 1,300 millones de dólares el déficit presupuestario de la siguiente década y llegar a una cobertura de servicios médicos para 30 millones de estadounidenses que no la tienen. En los próximos meses habrá que votar la iniciativa para convertirla en ley. En estos días estamos ya en espera del documento final, que deberá firmarse en este inicio del 2010.

“Con esta Reforma la administración Obama calcula reducir en 1,300 millones de dólares el déficit presupuestario de la siguiente década y llegar a una cobertura de servicios médicos para 30 millones de estadounidenses que no la tienen.”

El reto que representa esto para la ingeniería financiera global es enorme, sin embargo está pendiente el observar cómo lidiarán ahora las aseguradoras con las innovaciones propuestas por esta reforma y cuyos resultados han quedado ya probados al menos, de manera local, por fundaciones como la Geisenger. Sin duda este será un tema que deberá ocupar no sólo a los economistas globales, sino a los gobiernos cuyos sistemas de salud requieren urgentemente de reflexiones serias respecto a la relación entre la demografía de sus países, sus sistemas de salud y la capacidad financiera para resolver un tema no sólo de cantidades sino, –más importante aún-, de calidad.

Espacio de Reflexión:

¿Cuánto gasta usted al año en servicios médicos? ¿Cómo es la calidad de esos servicios? ¿Qué propondría a las compañías aseguradores y a los hospitales para mejorar?

Espero con gusto sus comentarios: arroyoro@hotmail.com

*Rosa Elba Arroyo es co-autora del libro Transición 2000, Frágil Manéjese con Cuidado. Especialista en temas de comunicación y finanzas internacionales.