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Al concluir la primera mitad de 2009, los números rojos siguen marcando las pautas de la economía de los países industrializados, con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) del 2.5 por ciento en los primeros seis meses, la mayor contracción desde 1960.
Rafael Contreras / Prensa Latina
Lejos de todo sensacionalismo, el miedo fue un elemento que estuvo siempre presente en este periodo entre los corredores de bolsas, empresarios y hombres de negocios de los 30 países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En las primeras dos semanas de julio las operaciones cayeron hasta más de 370 puntos, cuando lo normal de una baja en las acciones son de 60 y 70 unidades, de ahí el dato técnico que utilizan con facilidad los economistas para diagnosticar cuando un país está en quiebra total.
De acuerdo con un informe preliminar de la OCDE dado a conocer en la primera semana de este mes en todas las capitales de los estados industrializados, la contracción de enero a junio de este año refleja que la recesión económica global siguió profundizándose.
Según los datos de la entidad, este indicativo fue del 2.1 por ciento en el primer trimestre de 2009, superior al 2 por ciento del trimestre anterior.
En Estados Unidos, el PIB cayó 1.6 por ciento en enero, febrero y marzo de este año, mientras que el PIB de Japón disminuyó 4 por ciento; Gran Bretaña, 1.9; Alemania, 3.8; Francia, 1.2; Canadá, 2.4, y España, 3.8, este último considerado la oveja negra de Europa.
El organismo apuntó que el PIB de la eurozona bajó 2.5 por ciento en el primer semestre del año, luego de la contracción de 1.6 por ciento en el semestre previo.
Inversionistas y banqueros consideraron que la contracción económica se debe a la fuerte recesión que invade a occidente, principalmente a Estados Unidos, por la falta de recursos financieros en el sector de los servicios, situación que seguirá complicándose en los próximos meses.
Recalentamiento económico seguirá en 2010
De acuerdo con un informe del Institute for Supply Management que nubló todo tipo de optimismo en los inversores, la economía de Estados Unidos y el resto de occidente continuará recalentada hasta 2010.
“Nos encontramos en una recesión económica que avanza”, dijo Todd Salamote, director de transacciones en Schaeffers Investiment Research.
Subrayó que la onda expansiva de la agudización de esta crisis no demorará en hacerse presente en las demás naciones del orbe que han logrado enfrentar la turbulencia financiera.
El analista estadunidense en temas económicos Rodney Smith señaló que en general en los mercados los inversores se han mostrado escépticos al plan de emergencia anunciado en enero último por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Los analistas no ven un cambio sustancial en los próximos meses, ya que la bolsa de Wall Street no podrá aportar tampoco por ahora ningún impulso a los mercados, los cuales se encuentran muy sensibles por la agudización de la crisis de créditos en la nación norteña.
Compañías como Merril Lynch continúan pronosticando una recesión en ese país mucho peor de la de 2001.
Como si esto fuera poco, el expresidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, afirmó recientemente que la economía estadunidense aún no ha tocado fondo en su recesión, pese a los anuncios de las autoridades de que ya existe una recuperación financiera.
“Los síntomas están claramente en cada estadunidense. Las recesiones no llegan suavemente. Se hacen notar por una discontinuidad en el mercado, y es posible describir así las cifras de las últimas semanas”, añadió.
Greenspan destacó que el índice de actividad industrial, que cayó en enero 47.7 por ciento, tras varios meses por encima de la barra de 50, señala una contracción de la economía bastante profunda.
Citigroup, principal banco estadunidense por activos, anunció a principios de julio la pérdida de 20 mil millones de dólares en el primer semestre de 2009, el doble de lo esperado por los mercados.
Merrill Lynch, otro de los grandes bancos estadunidenses, anunció también pérdidas por 7 mil 800 millones de dólares en 2008 y con pronósticos negativos para 2009.
Aún más inquietante es el hecho de que por primera vez desde agosto de 2003 ocurrió un recorte de empleos en Estados Unidos, una muestra más de que la economía estadunidense sigue en picada.
Según Merril Lynch, el aumento del desempleo a una tasa de 9.6 por ciento en junio último confirma los signos de una economía que sigue descendiendo.
Las últimas cifras del Departamento del Trabajo de Estados Unidos indicaron que en mayo se perdieron 512 mil puestos.
Lo cierto es que en este periodo de crisis los consumidores, hombres de negocios y banqueros estadunidenses ya están viviendo en un estado de inseguridad financiera que les hace pensar en una debacle económica que perjudica a pobres y ricos.
El país más afectado es Estados Unidos, cuya previsión de crecimiento para 2009 se rebajó drásticamente, del 2.8 por ciento al 0.6 por ciento, la misma cifra con la que tenía previsto crecer en 2008.
A pesar de los datos, Simon Johnson, jefe del departamento de estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI), lanzó la semana pasada un mensaje de intranquilidad a los mercados: dijo que “el fuego se apagó, pero el humo aún no desapareció”.
Al parecer, dijo, siguen en pie las alarmas financieras, pues el FMI registra en sus libros un déficit de 299 millones de dólares, muy superior a los 206 millones contemplado en 2008.
A esta situación se suma también que los precios de las viviendas siguen a la baja en general, el déficit comercial es gigantesco y las exportaciones han dejado de ser un impulso para salir de la crisis, por la reducción de la demanda de los productos estadunidenses.
De todos esos datos, y otros muchos más, lo cierto es que la crisis está ahí; que sus consecuencias son cada vez más graves, como lo indica el anuncio del récord histórico de más de 1 mil millones de hambrientos este año.