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Los mexicanos sufren las primeras repercusiones de la recesión económica de Estados Unidos: alzas en tasas de interés y aumentos en comisiones bancarias. Al ser extranjero, el sistema financiero que opera en el país cobrará a sus clientes las pérdidas que registra en el ámbito internacional, alertan investigadoresFrente a la recesión de Estados Unidos, México tiene dos problemas de urgente atención: un sistema financiero en poder de la iniciativa privada extranjera y la pasividad de las autoridades que supuestamente lo regulan.
Las repercusiones ya son resentidas por la población mexicana, advierten investigadores. Alzas en las tasas de interés de créditos bancarios, hipotecarios, microcréditos y aplicación de comisiones injustificadas son las primeras repercusiones de la crisis económica estadunidense.
Alicia Girón, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destaca que “hay crisis en los principales bancos del mundo, los cuales están teniendo grandes pérdidas; la pregunta es cuál es la repercusión en México, dado que este país es la joya de la corona, porque les aporta cerca del 40 por ciento de las ganancias provenientes de América Latina”.
A fines de 2007, los emporios que controlan la banca mexicana anunciaron importantes pérdidas financieras. Considerado como el primer banco en Europa por concepto de capitalización, HSBC anunció pérdidas por 3 mil 400 millones de dólares. El negocio hipotecario de alto riesgo en Estados Unidos también impactó a Citigroup, que declaró pérdidas en el último trimestre del año pasado por al menos 10 mil millones de dólares.
En enero pasado, el grupo Santander reportó una caída que supera los 7 mil millones de euros, mientras que el valor de BBVA, dueño de Bancomer, se redujo en 3 mil 710 millones de euros.
Respecto de la población no bancarizada, Alicia Girón indica que ésta padece las tasas de interés que están cobrando las empresas que dan los llamados microcréditos. “Gran parte de la población en México, justo aquella que no está bancarizada, recibe los microcréditos, que van a tener mayores alzas”.
El 13 de diciembre pasado, el semanario económico Business Week detalló que, en México, la falta de regulación del gobierno permite a los bancos imponer tipos de interés anual que van del 50 al 120 por ciento, contra el promedio mundial de apenas 31 por ciento.
De acuerdo con el artículo “The ugly side of microlending” (“El lado feo del microcrédito”), el préstamo promedio en el país asciende a 257 pesos, porque está dirigido a la población más pobre, que a pesar de sus condiciones se preocupa por saldar sus deudas.
Según la revista -considerada entre las más influyentes por tener alrededor de 4.8 millones de lectores en el mundo-, Banco Azteca es el modelo de negocios en este terreno y el mayor minorista de los hogares, para el que las pequeñas sumas representan “un torrente de ingresos”.
Para la investigadora Alicia Girón, es importante atender “la repercusión de la crisis, los efectos que está teniendo en concreto nuestro país: a lo que va a llevar es a un mayor incremento en las tasas que van a cobrar los bancos en servicios financieros”.
La doctora en estudios latinoamericanos prevé que, en los próximos meses, la banca aumentará sus ganancias. Indica que el Banco de México debe regular, tratar que los costos de los servicios financieros bajen, una vez que se ha entrado en el “rejuego de estos bancos, ante las pérdidas enormes de carteras vencidas en el sector inmobiliario de Estados Unidos”.
Bancos aumentarán tasas de interés
De acuerdo con el diario Reforma, ocho tarjetas de crédito, de 17 que son monitoreadas por la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, incrementaron de 2 a 15 puntos porcentuales en la tasa anual de interés, en el periodo de abril a diciembre de 2007.
La información de la reportera Gabriela Cabrera, publicada el pasado 6 de febrero, muestra que la tarjeta de banco Afirme aumentó sus tasas en 15 puntos porcentuales; Banamex Oro incrementó 12.67 puntos, e incluso Banorte registró alzas de entre 2.9 y 5 puntos porcentuales.
El problema, detalla Alicia Girón, es que “los principales bancos que operan en México no son mexicanos, a excepción de Banorte y los chiquitos de reciente creación”. Durante varios años las subsidiarias en México de HSBC, Banamex-Citigroup, Santander han dado “grandes ganancias” a las casas matrices, dice la académica.
Patricia Rodríguez, también investigadora del Iiec, coincide: los grandes consorcios financieros se mantienen como tales a partir de los bancos o activos que tienen en América Latina y países emergentes del mundo.
La maestra en ciencias económicas por la UNAM detalla que las tarjetas de crédito llegan hasta el 40 por ciento de interés, y éstas son las ganancias que sostienen a los grupos financieros que adquirieron los bancos no sólo de México sino de toda América Latina.
Patricia Rodríguez considera que para disminuir el riesgo de crisis deben existir políticas anticíclicas. Sin embargo, reconoce que no hay siquiera voluntad del Ejecutivo ni del Legislativo para generarlas, lo que refleja que las autoridades no están preocupadas ni reaccionan ante la recesión de Estados Unidos.
Explica que las medidas anticíclicas no son sólo discursos: hay que dejar de aplicar una política restrictiva tan severa como la impuesta hasta ahora, para mantener en 3 por ciento la tasa de inflación; establecer tasas de inflación más altas para fortalecer el crecimiento interno; trabajar para que las aduanas funcionen bien; dar créditos con tasas de interés diferenciadas; dar a conocer exactamente cuánto se está afectando a las remesas y qué tipo de apoyo se le va a dar a las poblaciones afectadas; proteger el mercado interno de las importaciones.
Discurso oficial, “falaz”
Felipe Calderón Hinojosa -quien asumió la Presidencia de México con una diferencia de menos un punto porcentual y eso le ganó el rechazo de un amplio sector que lo considera espurio- dijo el 1 de febrero pasado que “nuestra economía está firme y esto no son palabras, son realidades concretas”.
Especialistas señalan que se trata de un discurso falaz y que se expresa para mantener expectativas positivas y evitar la retracción del consumo. Los funcionarios mexicanos buscan que las expectativas no sean tan negativas para mantener el consumo, pues si éste se retrae mucho, el crecimiento de la economía será menor, dice Patricia Rodríguez.
Acerca de las políticas aplicadas en Estados Unidos, como la urgencia que hacen a su población para que liquiden créditos bancarios e hipotecarios y la devolución de impuestos a sus contribuyentes, Patricia Rodríguez considera que en este momento México no tiene un problema de cartera vencida importante, pero que “si existe mayor nivel de desempleo, que lo va a haber, por supuesto que se va caer en este problema”.
Otro factor de riesgo, indica, es la ausencia de controles de Estado respecto de los bancos, del tipo de tasa de crédito y comisiones hacia el consumo. Por ello, considera como prioridad de política anticíclica la regulación de las entidades financieras, pues explica que la economía mexicana se sostiene por el consumo y éste se puede ver afectado por las previsibles alzas en las tasas de interés.
“Si en este momento, por expectativas, paramos nuestro consumo de seis a 12 meses -en términos de consumo, la economía mexicana funciona de seis a 12 meses o más – el problema puede ser más fuerte. Por eso se explican las declaraciones de los funcionarios respecto de que no hay problema, que estamos fortalecidos y no se va a afectar, para que no hayan expectativas negativas para el consumo”.
Gerardo González Chávez explica que aun con los argumentos de las finanzas sanas y las grandes reservas, es insostenible que el país no será impactado por la recesión de Estados Unidos, porque México depende de esa economía.
El pasado 30 de enero, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público redujo la expectativa de crecimiento del producto interno bruto de 3.7 -como se estimó en el paquete económico aprobado por el Congreso de la Unión para 2008- a un promedio de 2.8 a 3.1 por ciento. Según los cálculos, con este crecimiento se generarán sólo 614 mil empleos.
Aunque el pasado 7 de febrero Agustín Carstens, secretario de Hacienda, dijo en entrevista con Carlos Loret de Mola que con la recesión económica a México sólo “le dará un catarrito y no una pulmonía como antes”, González Chávez sostiene como premisa vigente el dicho popular: “Cuando a Estados Unidos le da gripe a nosotros nos da pulmonía, el problema es que ahora a Estados Unidos le está dando la pulmonía”.
El doctor en economía por la UNAM e investigador del Iiec dice que la gravedad es que el país vecino consume el 80 por ciento de la producción que se exporta y que estas adquisiciones, con excepción del petróleo, pueden caer. El impacto, detalla el investigador, es desde la perspectiva del mercado interno y de los 270 mil millones de dólares que México exporta.
En el bolsillo familiar también hay efectos: encarecimiento de los productos básicos, bajos salarios, disminución de las remesas, aumento de la pobreza. El doctor en economía por la UNAM, Carlos Aguirre Rojas, dice que “el mecanismo económico empieza a ser inviable y cuando las condiciones de vida de la población llegan a ser tan bajas como ahora -si la gente tiene que utilizar la quinta parte de su salario para comprar un kilo de tortillas, otra quinta parte para los transportes, el resto para alimentos – llega un momento en que deja de valer la pena trabajar”.
Tan sólo entre diciembre de 2006 y la primera quincena de 2007, los precios de los productos que integran la canasta básica aumentaron 35 por ciento. En ese periodo aún no entraban en vigor la reforma fiscal y sus nuevos impuestos ni los incrementos en la gasolina, diesel, energía eléctrica y granos básicos.
Además, el desastre de la economía se observa en el desempleo, apunta Gerardo González Chávez, especialista en economía laboral. “La generación de empleos depende del crecimiento de la economía: si éste es muy alto hay una demanda adicional de trabajadores en el sector formal e informal”.
Detalla que, sin recesión económica, en 2006 y 2007 se generaron 750 mil empleos formales respectivamente, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); “esto era bueno porque se necesitaba 1 millón de empleos”; sin embargo, explica que el INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática) reveló que para ese mismo periodo el índice de desempleo aumentó a 3.8 por ciento, que significa la pérdida de 150 mil plazas por año (Fortuna 59).
• En microcréditos, los bancos imponen tasas de interés anual que van del 50 al 120 por ciento, contra el promedio mundial de apenas 31 por ciento: Business Week
• De abril a diciembre de 2007, ocho tarjetas de crédito incrementaron de 2 a 15 puntos porcentuales en la tasa anual de interés: Reforma
• La tarjeta de banco Afirme aumentó sus tasas en 15 puntos porcentuales; Banamex Oro, 12.67 puntos; Banorte, entre 2.9 y 5 puntos