“Fraudes financieros sin control”: Stephen Horan/Jefe de Capital Privado del CFA Institute

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 Al no existir un marco jurídico que permita vigilar la contabilidad empresarial a nivel nacional e internacional, se permiten márgenes de operación a quienes usan la ingeniería contable para alterar su información financiera y cometer fraudes financieros que dañan y dejan en la bancarrota a usuarios e inversionistas.

De acuerdo con Stephen Horan, columnista de Financial Times y jefe de relaciones con universidades y capital privado de CFA Institute, uno de los más importantes fraudes financieros de los últimos años es el de Allen Stanford. El hombre de 59 años, presidente de Stanford Financial Group, con sede en Houston, Texas, defraudaba desde2004 a sus inversionistas.

Stanford fue detenido porla Oficina Federalde Investigación en 2009 para enfrentar 21 cargos en su contra. La acusación afirma que Stanford defraudó por 7,000 millones de dólares mediante un esquema de venta de títulos a plazo fijo, conocidos como certificados de depósitos. Los plazos eran gestionados por Stanford International Bank.

El empresario presentaba información falsa sobre las condiciones financieras de la compañía y las estrategias de inversión. Transfirió más de 1,600 millones de dólares en préstamos personales a su propia cuenta. El hecho, dice Horan, también analista financiero y economista forense en la práctica privada, afectó inversores en Venezuela, México y América Latina.

En entrevista para Fortuna, Horan, quien además es editor asociado de la publicación de finanzas Financial Services Review, y participa en la junta editorial del diario Journal of Wealth Management, refiere que fue a partir del escándalo financiero de Enron, en Estados Unidos, que se creó la ley Sabarnes-Oxley, también conocida como el Acta de Reforma dela Contabilidad Pública de Empresas y de Protección al Inversionista.

Enron Creditors Recovery Corporation, una compañía energética estadunidense con base en Houston, Texas, fue nombrada por la revista Fortune como la compañía más innovadora de América desde 1996 hasta 2001 y séptima empresa más grande de Estados Unidos, de acuerdo con su contabilidad. La empresa empleaba a 21 mil personas y tenía ingresos hasta por 111,000 millones de dólares.

En 2001 se dio a conocer que la contabilidad de Enron estaba alterada, se sustentada en técnicas de ingeniería financiera fraudulentas. Los activos y beneficios de Enron eran inflados, e incluso inexistentes, creaba beneficios ilusorios de millones de dólares, cuando en realidad la empresa quebraba.

Horan explica que el fraude se efectuó en los principios y reglas contables; “usaron financiación fuera de los balances” y esto les daba ganancias ficticias y generaba también un financiamiento ficticio.

La ley Sabarnes-Oxley se creó con el fin de establecer estándares en la elaboración de los estados financieros y facilitar así la detección de fraudes; endurece las penas y responsabilidades civiles para quienes cometen fraude; protege a los empleados; establece responsables de los posibles fraudes; obliga a las empresas a documentar el flujo de transacciones, y crea una comisión encargada de supervisar las auditorías de las compañías que cotizan enla Bolsade Valores.

“No fue suficiente”, refiere Horan, puesto que la legislación lanzada en 2002 estaba basada en principios contables y estructuraba lo que tenía que ver con compañías públicas que auditaban los balances, generaba un gran costo para las compañías pequeñas y no fue tan efectiva como se pensó.

Para el antiguo profesor de finanzas enla Universidad SaintBonaventure, dicha ley fue menos efectiva de lo que se esperaba en lo que refiere a la detección de fraudes en los estados contables. “Sólo fue positiva desde el punto de vista de la legislación que alcanzaba a lo relacionado con la presentación de los estados contables”.

Ante la falta de reguladores, el experto sugiere que la mejor forma de prevenir fraudes a nivel global es que los inversores hagan las preguntas correctas a la hora de hacer sus inversiones.

“Los gobiernos pueden contribuir a evitar fraudes financieros primero con la creación de órganos reguladores que verifiquen a los gestores de inversión y detectar de esta forma el fraude, y, en segundo lugar, que los propios inversionistas sean educados para no caer en estafas y ser víctimas de fraude de inversión”, concluye.